Los diques antiprogreso

ME ASOMBRA el extremado celo de algunos altos órganos consultivos del Estado de mirar con exigentísima lupa un proyecto de ley del nuevo Gobierno como el que pretende la lucha contra los maltratos y asesinatos de mujeres por sus machistas parejas o ex parejas. Me asombra porque no recuerdo ni el más mínimo celo objetor de tales organismos al pronunciarse sobre proyectos legislativos infinitamente más criticables de gobiernos anteriores. ¿Tendrán razón las organizaciones feministas que este jueves acusaban al PP de utilizar a los altos organismos consultivos, que todavía ostentan mayoría conservadora, para echar abajo una ley altamente progresista que ellos jamás quisieron poner en marcha? Con todo esto yo no trato de negar que en el proyecto existan errores que haya que corregir desde el punto de vista semántico o incluso jurídico. Pero de ahí a calificar de anticonstitucional la discriminación positiva a favor de la mujer maltratada hay todo un abismo. Por eso me parece excelente que el ministro Caldera reafirme que no habrá cambios que pongan en duda la discriminación positiva. Y coincido con el Fiscal General del Estado, Cándido Conde-Pumpido, cuando, desde su sabiduría progresista, asegura que el proyecto cabe perfectamente en la Constitución, que no sólo permite sino que impone favorecer a los más desfavorecidos. Si así no fuese, vaya birria de Constitución moderna y progresista que sería. Hablemos claro. Aquí hay un proyecto que trata de cambiar radicalmente una realidad vergonzosa y humillante, y aquí hay también unos sectores de mucho peso en el establecimiento que intentan poner diques a ese cambio y a otros muchos cambios necesarios. Tales cambios son los que, entre otras cosas, estuvieron en la voluntad de la mayoría social que modificó el 14 de marzo la correlación de fuerzas en España. La misma mayoría que buscaba sacarnos de la guerra de Irak (más de 70 muertos en las últimas 24 horas) o encontrar la verdad sobre el accidente que costó la vida a 62 militares españoles (los informes de ADN ya están ahí y parece que serán terribles).