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LA VELETA

Aquellas prisas del ministro Trillo

Publicado por
CARLOS CARNICERO
León

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LA CIENCIA ha hecho indiscutible lo que era evidente: todo lo que rodeó a los antecedentes y a los consecuentes del accidente del Yak 42 fue una inmensa improvisación, una falta de seriedad, una deficiente gestión y un deseo desarbolado De evitar las responsabilidades políticas. Federico Trillo mintió reiteradas veces, tergiversó informaciones y se precipitó en un afán de cerrar cuanto antes y a cualquier precio -incluso entierros con identidad equivocada de las víctimas- un asunto por el que debió dimitir en demostración de la asunción de responsabil idades evidentes. Federico Trillo ya no es ministro del gobierno pero sigue siendo diputado. Su célebre frase de «si pudiera devolver la vida a los fallecidos no dudaría en dimitir» le obliga a hacerlo ahora para que por lo menos devuelva parte de las ofensas inferidas a las familias de las víctimas. Los soldados españoles que murieron en el accidente de Turquía nunca debieron haber volado en aquellos defectuosos aparatos porque el Ministerio tenía información suficiente como para haber determinado que los vuelos no eran seguros. Para ocultar estas evidencias tan indiscutibles, se recurrió a todo tipo de artificios. Ahora ha pasado el tiempo que Federico Trillo necesitaba para distanciar los hechos de la presión de la opinión pública para ejercer responsabilidades por las negligencias anteriores y posteriores al accidente. El volumen de las equivocaciones en la identificación de los cadáveres es de tal naturaleza que descarta un trabajo bien hecho y errores accidentales. Falta por determinar si hubo una orden precisa, dolosa y concreta para que el traslado de los cadáveres se realizara con una celeridad tal que hiciera inevitable lo que ha sucedido. Las responsabilidades políticas del accidente del Yak 42 se ejercieron, como cualquier otra relativa a la gestión del Gobierno de Aznar en las elecciones generales del día 14 de marzo. Los ciudadanos, por estas y otras razones, decidieron dar la victoria a otro partido distinto del que milita Federico Trillo. Para zanjar este asunto, tal vez la periodista que recibió con tanta displicencia la moneda que le arrojó Trillo debiera devolvérsela con una nota que le recordara que no hay que tener prisa para escaparse de las responsabilidades de cada uno.

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