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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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QUIEREN que recuperemos el tiempo perdido en la noche de los tiempos. Durante largos años, que también los años se estiran o se encogen según como transcurran los días, a los españoles no se nos preguntó nada. Había un poder indiscutible, quiero decir que nadie podía discutirlo, y no se podía opinar sobre la convivencia sin riesgo a que se acortara la vida. Estaba prohibido meterse en las cosas que sí nos importaban. Por poner un ejemplo, que es el que me pilla más cerca, a mí jamás me consultaron nada hasta las primeras elecciones democráticas, cuando estaba al borde de cumplir los 50 años. Sin duda esperaron a que mi generación, la de los llamados «niños de la guerra», tuviera un criterio bien formado. Ahora sucede todo lo contrario: nos llaman a las urnas un mes sí y otro no. Zapatero convocará un referéndum para ratificar la Constitución europea, quizá animado por el éxito de público que se registró el 13-J. Lo hará en el plazo «lo más breve posible», pero se teme que no se produzcan aglomeraciones. Está bien que nos consulten. Algo tiene que decir cada uno de nosotros y la única forma de decirlo es el voto. Lo que ocurre es que corren el riesgo de aburrirnos. Somos muchos los que pensamos que todo lo que no nos apasione es tedioso y la verdad es que el Tratado Constitucional aprobado en Bruselas no nos tiene con el alma en vilo, ni con el corazón en un puño, que conviene tener la mano abierta para depositar la papeleta, lo que pasa es que nos tiene un poco hartos. La gente de mi generación cogió con ganas eso de votar. Era una experiencia nueva. Los más jóvenes, que ya son todos, sienten cierto fastidio ante tantas convocatorias y su participación es cada vez menor. Incluso Zapatero reconoce que la reiteración de las consultas «puede parecer una temeridad». Puede suceder como en aquella comedia de Mihura en la que dos viejas damas venidas a menos hablaban de sus cosas y una le decía a la otra: Des engáñate, va a llegar un momento en el que toquemos el timbre y no venga nadie.

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