Cerrar
Publicado por
RAFAEL TORRES
León

Creado:

Actualizado:

HACE UN AÑO, mientras en las caducas democracias europeas morían a millones a causa de la ola de calor, España iba bien. Aquí, defendidos por los Pirineos del liberalismo, ateo y pacifista, a nadie mataba el sol derretido en el aire candente, o, bueno, como mucho a un centenar de personas, gente terminal en cualquier caso. España iba bien; el calor extremo, a nosotros, no nos mataba como a los franceses, sino que nos influía el ardor indispensable a nuestro destino imperial por mucho que los antiespañoles ladraran su rencor por las esquinas. ¿Recuerda el lector? Sólo hace un año de todo eso. Si bien unos cuantos miles de compatriotas no pueden recordarlo: los mató la ola de calor que, según sugería la demente propaganda entonces al uso, nos había respetado tanto a causa, probablemente, de que éramos de nuevo una unidad de destino en lo universal e íbamos derechitos, por el Imperio, hacia Dios. Hubo aquí el pasado verano, que registró durante semanas temperaturas como las habidas ahora, miles de defunciones a causa del calor: ancianos, enfermos crónicos y niños que no habrían fallecido de no haberse disparado tanto y durante tanto el mercurio de los termómetros, que los callejeros de Madrid no pudieron aguantarlo y se cascaron para siempre. Pero se ocultó semejante mortalidad. Se abandonó a los más expuestos a su suerte, a su mala suerte de asfixia y fuego, y todo era un reírse de los franceses porque no tenían aire acondicionado en los hospitales. La ciudadanía sabe perfectamente, por desgracia, qué ocurrió el 11-M. Pero no se acuerda de qué pasó el último verano, cuando España creía que iba bien porque no apuntaba a los muertos del calor en su estadillo. Un comité de investigación sobre aquello sí que desvelaría algo: una modalidad inédita de la infamia.

Cargando contenidos...