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Publicado por
B. CABEZAS GONZÁLEZ-HALLER
León

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ES NECESARIO analizar in vivo la realidad para hacer visibles y patente los fenómenos negativos que son invisibles para la mayoría de las personas, porque los gestores de sucesivos Gobiernos, por egoísmo, intereses o ceguera, no han facilitado las condiciones para aprender a comprender el juego de este sistema social tan contradictorio y perverso. Lo que se oculta o disimula es la dominación. Para comprenderlo, la cultura de los ciudadanos ha de ser integral, pero puestos a establecer prioridades, la primera es aprender cómo funciona el sistema político y económico y cómo funciona el juego, quiénes hacen las jugadas y cómo hacen las trampas. Lo que llamamos cultura tradicional (deportes, teatro, cine, fiestas, etcétera) nos conduce al oscurantismo, nos desvía de los accesos a los lugares donde se reparten las ventajas. ¿Por qué tantos ciudadanos, cuando les preguntamos por el interés en la política y en la macroeconomía, dicen que pasan y, paradójicamente, unos pocos tienen tanto interés en ella? Sin duda es porque esos ciudadanos carecen de conocimientos y, por tanto, son inconscientes de que los cursos de sus vidas están marcados por los discursos y, sobre todo, por las acciones económicas y políticas que realizan los políticos cuando llegan al poder. Esa mayoría de ignorantes son parte del problema. Una de las cosas que dijo Zapatero (Extremadura, 8/6/2004): «Tengo el afán de trabajar por una sociedad más justa, para beneficiar a la mayoría y poner limitaciones a los poderosos o a los que más poder tienen». Vamos a ver si es verdad. Pero para que lo pueda hacer, esta mayoría tiene que ayudarle, y para ayudarle tiene que interesarse por la política, porque el presidente solo no puede hacerlo. Nos tenemos que integrar los ciudadanos en el proyecto, como seres activos. Sin educación correcta, sin libertad civilizada y sin recursos, nadie puede realizar una vida normal, pero sin un Gobierno abierto hacia esto valores, tampoco. Necesitamos esa complementariedad que nunca hemos tenido. Los gobiernos que presumen de autoritarismo para mantener diferencias y contradicciones negativas no puede aportar calidad de vida a todos. Por tanto, hemos estado construyendo y perfeccionando la anormalidad. La competitividad en el aprendizaje, en el trabajo, en las actividades deportivas, en la apropiación del poder y de los recursos materiales nos conduce a los enfrentamientos, incluyendo el enfrentamiento límite, como es matar. Considerar la competitividad un valor positivo sólo beneficia al capitalismo sin moral. En ese capitalismo estamos. Es la cooperación del conjunto de los ciudadanos del universo la que nos conduce a la paz, a la creatividad y al bienestar. Nos estamos engañando. Seguimos el camino cerrado que nos marcan. Es desde la educación -adecuada-, el conocimiento -necesario-, la cultura -positiva- y el medio ambiente, cómo podemos acceder a ser personas normales y construir el camino de la vida con un exquisito respeto hacia los otros. Sólo viendo las cosas desde esta perspectiva disminuiremos todas las violencias y evitaremos la necesidad de tanta policía, tanto juzgado, tanto armamento. Todo eso es represión y no demuestra más seguridad, sino nuestro fracaso como personas civilizadas. La realidad que nos precede y la que construimos cada día demuestra que no ha habido voluntad política, ni talento para diseñar un sistema social inteligente que aproveche la inteligencia colectiva y la conduzca por los cauces de la ética. Un ejemplo: los gobiernos occidentales están empeñados en poner más policías y más jueces para evitar el terrorismo y otras formas de matar, pero no modifica el sistema que genera las causas que producen esa cadena de barbaridades. Un problema que ha adquirido toda la complejidad y que nos traerá mucho gasto y muchos disgustos es la emigración llamada ilegal y la fuga de empresas. Sin embargo, el Gobierno de Aznar, Zapatero no se si lo hará, no actuó sobre los miles de empresarios que contratan a los ilegales, porque trabajan más y no reivindican, ni sobre los que se han aprovechado de subvenciones públicas y ahora llevan las fábricas a otros países. Y el caso lo podemos llevar también al servicio domestico: muchas extranjeras ilegales trabajan en hogares de personas que, por el cargo que ocupan y los recursos que tienen, no deben aceptar la ilegalidad, y se aprovecha de ella. El problema comienza cuando no se hace los necesario para que todo funcione dentro de los cauces de la ética. El primer problema empieza en las leyes que no se ajustan a la realidad y producen ellas mismas el problema. Estoy harto de oír a gente de la cúspide del poder que hay males necesarios. Esto significa que lo que hacen son las reformas necesarias para que nada cambie. Es desde esta perspectiva desde donde se puede comprender por qué crecen los problemas. Hay problemas que dan mucho dinero, por ejemplo la inseguridad ciudadana. El 40% por ciento de los mayores que pasan la recta final del la vida en residencias están mal alimentados. Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Servicios Sociales, nos ha dicho que «ningún mayor puede quedar sin la atención del Estado». Espero que no tengamos que recordarle esta promesa. ¿Qué va a pasar con el precio de la vivienda? Recuerden las sinrazones que daba el ex ministro Cascos. Según él, las viviendas estaban caras porque los españoles teníamos mucho dinero: ocultaban que los pisos son, por muchos años, de los bancos. Otro dato: el 55% de las familias tienen dificultades para llegar a fin de mes, y en este porcentaje no están incluidos los siete millones de pobres que hay en España. No será fácil hacer lo difcil. Hablando de hacer: León y su alfoz crece -y mal-, a costa de la despoblación de la provincia, todo por una política hecha por gente que llega al poder sin tener sensibilidad ni respeto a la calidad de vida ni a la ordenación territorio ni al urbanismo de calidad. ¿Qué han hecho los sucesivos diputados? En estos momentos el crecimiento se hace dando la espalda a la estética y al medio ambiente. Las precarias condiciones de la vivienda tienen un impacto negativo sobre la salud y la calidad de vida. Un espacio vital reducido produce estrés, tensiones en las relaciones familiares, enfermedades. Por ejemplo, en León hay 48.800 personas que padecen trastornos depresivos. La mayoría tienen una vivienda o pequeña o de mala calidad. Otro elemento que contribuye al estrés y enfermedades es el ruido, fenómeno poco cuidado en León. La provincia esta en proceso de degradación y el área metropolitana, también. Las elecciones del 14-M cambiaron la derecha divina de Aznar por el cambio tranquilo de Zapatero. De momento, el Gobierno está en el periodo de iniciación. Mientras, los ciudadanos permanecemos a la espera. No nos vamos a conformar con la vuelta de las tropas, aunque es una acción que ha dado positivamente la vuelta al mundo. Tiene que empezar a resolver la escasez de camas en los hospitales, y, de verdad, ajustar el precio de la vivienda al salario, poner más guardias en la carretera para poner en su sitio a los salvajes. La publicidad no modifica la conducta de los salvajes. Esperamos también la mejora del medio ambiente y el alejamiento de los aeropuertos de las ciudades, o no hacerlos dentro, cómo ocurre en León. Y de verdad, necesitamos que cambie notablemente la programación de la televisión: más enseñanza constructiva y menos broza, incluyendo la del fútbol. Ya estamos hartos de que en todos los telediarios y todos los días salgan los jugadores y los entrenadores a decir tonterías. Hay personas que tienen mucho que decir. Cuando exhiben en serie a los jugadores, nos están demostrando que somos idiotas.

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