Diario de León
Publicado por
JULIA NAVARRO
León

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LA MEDIDA exacta de lo que pesa España en el concierto internacional la suele dar Gran Bretaña mal que nos pese. Hace cuatro años los españoles asistimos impotentes a la llegada a Gibraltar del Tireless, un submarino nuclear averiado que puso en riesgo la seguridad de la zona del Campo de Gibraltar. A Gran Bretaña le importaron un pimiento las protestas del Gobierno andaluz, de las organizaciones ciudadanas, incluso de los tibias peticiones de información del Gobierno Aznar, que entonces estaba a partir un piñón con su amigo Tony Blair. El Tireless estuvo en Gibraltar hasta que al Gobierno británico le vino en gana. Ahora, cuatro años después y con un Gobierno socialista en España, se supone que el PSOE y el Partido Laborista son como primos hermanos, pues resulta que Blair nos vuelve a mandar el Tireless para que no quepan dudas de quién manda en el Peñón. A nuestro Gobierno se le ha ocurrido la ridícula excusa de que la llegada del Tireless estaba programada desde antes del 14 de marzo, como dando a entender que entonces el PSOE no había ganado las elecciones y, claro, ya se sabe. Pero lo único que se sabe a ciencia cierta es que el Tireless ha venido, y regresará cuantas veces lo decidan los lores del Almirantazgo de Su Graciosa Majestad Isabel. O sea que al menos nuestros gobernantes deberían abstenerse de tomarnos por tontos intentando hacernos creer que si Blair llega a saber que el PSOE gana las elecciones no habría programado el viaje del 'Tireless' para no molestarnos. Vuelvo al principio: Gran Bretaña es el espejo donde cuando se mira España advierte su verdadero peso internacional. Gran Bretaña no tiene empacho en hacer lo que cree que debe hacer, moleste a quien moleste, aunque seamos socios en la Unión Europea y en la OTAN, mientras que nuestro país, sea quien sea quien esta en el Gobierno, suelen tener respecto al Reino Unido una actitud pusilánime, procurando no molestar por aquello de que es nuestro aliado. El Tireless está aún en Gibraltar, esa es la única realidad y el Gobierno debería decir algo más de lo que ha dicho, por aquello de no tomarnos por tontos, y sobre todo evitar el ridículo.

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