Se acentúa la crisis en el PP leonés

ES COMO una riada. La crisis orgánica del PP leonés ya afecta a toda la provincia. Las elecciones de compromisarios para el Congreso Nacional de octubre la ha puesto al descubierto. Además de los problemas creados en El Bierzo, la dirección provincial también los ha buscado en la capital. No han incluido en el listado a ningún concejal del Ayuntamiento de León, ni a ningún hombre próximo al senador y ex-corregidor Mario Amilivia. De hecho, el portavoz municipal y presidente de la Junta Local, Francisco Saurina, así como el nunca dudoso Fernando de Arvizu, se han quejado amargamente de una nueva maniobra por la que el presidente provincial, José María López Benito, les ha excluido de la oficialidad. Es decir: la crisis del PP se extiende a toda la provincia. Tal vez hoy intenten cerrar, de momento, la sublevación berciana imponiendo una Gestora. Pretenden silenciar a la presidenta comarcal, Fátima López Placer, látigo acerado contra los mandatos y apaños de la dirección provincial. En voz baja, los represaliados apuntan en tres direcciones: José Mª López de Benito, Eduardo Fernández, secretario provincial que relevó al díscolo Ángel Escuredo, y al diputado nacional Juan Morano. Señalan, sobre todo, a Juan Morano, experto en poner todo brazo por hombro cuando se trata de una estrategia política. He leído, uno a uno, los nombres de los compromisarios elegidos para asistir al Congreso Nacional del PP. No es representativa de los afiliados populares leoneses. Es, más bien, una lista de los hombres de la Junta de Castilla y León en nuestra provincia. El PP leonés ha terminado siendo el partido de la Junta. Ya bajo la presidencia de Mario Amilivia su dependencia de Juan José Lucas era excesiva. Pero con López Benito, alias Yiyo, esa dependencia es total. Más que presidente del PP en León, parece el delegado de Juan Vicente Herrera y de Fernández Mañueco en León. La crisis del PP se extiende en la provincia y entre los más veteranos ya se habla del cáncer que suponen algunos dirigentes. Su influencia nociva ha llenado el cuerpo popular de metástasis. Habrá tormenta orgánica. Amenaza con estallar con tanta o más virulencia que la que hace unos días asoló huertos y sementeras. O la que en estos momentos, mientras escribo, cubre de negrura el cielo leonés. Aunque descargue, no impedirá la celebración de uno de los hitos de la música en nuestra ciudad: la actuación de Bob Dylan en el León Arena, con teloneros de lujo. Un grupo genial para un maestro. El grupo Amaral, maños de Zaragoza que curtieron su arte actuando en el Metro de Madrid. Tampoco el aguacero arrugará la solemnidad de elegir a Paco de Lucía como Premio Príncipe de Asturias, «un músico de dimensión universal». También actuó en el León Arena, allá por las fiestas de San Juan. O ya tirando para casa: que Café Quijano opte, por tercera vez, a los Grammy Latinos. La tormenta amenaza el vuelo de la gaviota. La rosa socialista, en estos momentos, se cultiva en invernadero. Mañana comienza su 10º Congreso Provincial y la paz orgánica invita más a la siesta que al debate.