Europa

EUROPA no es la enemiga pero, a este paso, se va a convertir en la enemiga. Estamos en el momento de sopesar si los beneficios, importantes sin duda, que trajeron en su momento los fondos estructurales cuando éramos pobres pero honrados, compensan la situación en que nos vamos a quedar siendo supuestamente ricos pero cabreados. Mejores carreteras, ciudades más decentes..., se ha avanzado mucho en muchos terrenos, en particula en lo que se engloba en ese concepto llamado infraestructuras. Pero la realidad es que siguen latiendo las tremendas y alargadas consecuencias de la reconversión minera y que lo que queda del campo languidece y se desmoraliza porque ya son demasiadas puntillas. La última, la remolacha, sentenciada a muerte. Oigan: ¿dónde quieren que vayamos?