Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS

Invertir en Picasso

Ponferrada

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PICASSO tenía 77 años cuando realizó los grabados de su serie Suite 347, un colección de estampas donde el pintor malagüeño volcó su pasión por La Celestina, la mitología grecorromana y el circo, y su relación con sus modelos, su obra y su público. Bufones, acróbatas, faunos, reyezuelos y mamarrachos aparecen en las litografías donde de vez en cuando asoman recuerdos de la picaresca en la forma de algún verso socarrón de Quevedo, junto con personajes entregados a todo tipo de excesos y mujeres de una sensualidad desbordante. Se cuenta incluso que el erotismo de algunos grabados obligó a trasladar la exposición de la serie desde la galería de arte parisina donde estaba previsto exhibirla por primera vez a una sala privada, donde su contemplación resultaba menos escandalosa. El pintor, aparte de reflejar su temas de siempre, como son su personal visión de las corridas de toros, los cantaores flamencos o el paisaje mediterráneo, incluye estampas que revelan el sentido del humor con el que afrontó su tarea, como el grabado del general De Gaulle ataviado como Felipe IV, o el del entierro de Robert Kennedy, asesinado por aquellos días, como si fuera el del Conde Orgaz. Sólo tres o cuatro museos del mundo, entre ellos el Museo Picasso de Barcelona, y algunas instituciones como la Biblioteca Nacional de París, depósito legal de todo lo que se publica en Francia, poseen la colección completa de la serie Suite 347, realizada por Picasso en poco más de siete meses del año 1968. El resto de las ediciones limitadas de aquellos grabados se encuentran desperdigadas, en manos de coleccionistas privados que en muchos casos conciben el arte como una forma de inversión. Ese parece el caso de Juvencio Fernández, conocido por ser el padre de la ex concejala de Ponferrada Nevenka Fernández, y dueño junto con su esposa de una firma de pizarra que no consiguió remontar el vuelo, a pesar de haber obtenido ayudas del Plan del Carbón que ahora debe devolver por no haber podido mantener el empleo comprometido. Fernández, que dejó los tres grabados que había adquirido de la serie Suite 347 como aval de un crédito, ha visto cómo el banco promueve ahora la subasta pública de las tres obras, junto con otras firmadas por artistas capitales del siglo XX como Marc Chagall, Miró, Tàpies o Cristóbal Toral. No es una noticia positiva que alguien tenga que desprenderse de obras de arte para enjugar las deudas de una empresa que podría haber mantenido a 45 trabajadores. Pero, al menos, la subasta pública que se celebrará en un juzgado de Ponferrada servirá para que se hable un poco del Bierzo entre los marchantes de Europa que ya se están interesando en adquirir algunas de las ocho obras del lote. Cualquier cosa antes que seguir hablando el resto del verano de las trifulcas y los enfados de los políticos, en especial de los populares, que al demostrar estos días su incapacidad para ponerse de acuerdo entre ellos, están sembrando la duda entre sobre su verdadero valor para resolver los problemas que realmente preocupan a los ciudadanos.

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