Los papeles de Aznar

ESTE PAÍS tiene una extraña habilidad para acumular misterios. Superado el enigma de la furgoneta de Fungairiño, ahora topamos con los papeles de Aznar. Debe ser un delicado asunto, porque Eduardo Zaplana, portavoz en el Congreso, se sintió en la obligación de salir a defender a su presidente. Pero lo hizo de la peor forma posible. Primero, por tratar de engañar a la opinión diciendo que estamos ante «una ocurrencia del PSOE» para «desviar la atención». Y segundo, porque confunde la información que Aznar poseyó como jefe del gobierno con la posesión material, física y tangible de documentos del CNI. Lo único seguro es que los socialistas no inventaron que Aznar se ha quedado con papeles. Fue el propio Aznar quien lo hizo público: se le calentó la boca en una entrevista a una emisora de Colombia, quizá sin darse cuenta de que también es de Polanco. No matizó, ni el periodista se lo preguntó, si se trataba de los documentos originales o de una copia. Lo único que hizo el Partido Socialista, José Blanco concretamente, fue aprovechar con rapidez y astucia el balón que pasaba ante la portería del PP y rematar a gol. Tonto sería si no lo hiciera. Nadie duda, por lo demás, que muchos políticos se llevan papeles a casa cuando cesan. Se llevan tantos, que dejan vacíos los archivos oficiales. No creo que sea por afán de hurto. Es que el político tiende a mirar esa documentación como parte de su vida. La considera un recuerdo (y a veces una prueba para sus nietos) de su paso por el poder. Y en otras ocasiones, piensa que será la base documental de esas memorias soñadas. Hasta ahí, disculpo a Aznar, en el supuesto de que se haya llevado una copia. Si se ha llevado los originales, entra en el capítulo penal y recuerda a Perote. Lo que me sorprende es que Aznar lo haya confesado. ¿Qué pasó por su cabeza para decir a una emisora que él tiene los documentos, cuya posesión es una flagrante ilegalidad? Si pienso mal, es que tiene tanta necesidad de imponer su verdad, que no le importa el procedimiento. Pero debo pensar bien, y quiso decir que los tiene en la cabeza. Esa será la explicación que le oiremos. Y la más lógica. Porque no tiene sentido que parezca un agente de Zapatero que trabaja contra el PP y que cada vez que habla es para causarle un problema a Rajoy. Ni tiene sentido que se esté destruyendo personalmente. Ni es lógico que quien puede presumir de no haberse llevado un euro apueste por quedar para la historia como un tipo que se ha llevado los papeles.