Imitar a Cantinflas

LA GOMA se estira entre el 11 y 14-M. A veces es como un tirador de pardales. La comisión de investigación sigue centrando los trabajos y aclarando cómo fueron y sucedieron los hechos en los tres dáis de luto. Todos sus esfuerzos se han sintetizado hasta ahora en esos tres días. Quizá falte dedicarle mayor intensidad a los prólogos para conocer los fallos y corregir e intentar por todos los medios que no se repita un atentado como el que sobrecogió a España, a Europa y al mundo aquel tenebroso 11-M. En el día de ayer compareció ante la comisión de investigación el ex-director general de la Policía, Agustín Díaz de Mera, mano derecha en el Ministerio del Interior, de Ángel Acebes. Dos abulenses prensados para un mismo fin. Cuesta entender que se mostrara extraordinariamente agresivo con los miembros de la comisión. Tal parecía que no estaba en la obligación de dar todas las explicaciones que se le pedían por razón de su cargo en aquellas fechas doloridas.En su intervención se hartó de descalificar y deslegitimar el resultado electoral del 14-M. Es normal: No queda en la puta calle, pero sí fuera de juego. Su mal carácter no consiguió disfrazar la realidad. Ningún mando policial ni de la Guardia Civil comunicó a los miembros del Gobierno que el atentado hubiera sido cometido por Eta. Ninguno le dijo eso a los responsables políticos. Cuando Aznar, Acebes y Zaplana, desde primeras horas del 11-M, atribuían la brutalidad a Eta, se lo estaban inventando sin el respaldo de ningún responsable de los miembros de seguridad. La comisión de investigación continúa sus trabajos a pesar de la actitud del diputado popular Vicente Martínez Pujalte. Este parlamentario imitia a Cantinflas. Intenta transformar en absurdos todos los razonamientos. Lo último es de «delirium tremens». Ha querido dar por buena una visión periodística consistente en una conspiración delirante: Hace falta estar como una cabra para asegurar que los terroristas estaban a las órdenes de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Por último: Sólo nos quedaba por saber que el ex-presidente del Gobierno, José Mª Aznar, se compró la medalla de Estados Unidos con el dinero de todos los españoles. Pagó 205 millones de las antiguas pesetas, o lo que es lo mismo: dos millones de dólares. La medalla de oro del Congreso yanki nos salió por un ojo de la cara y la retina del otro. Tenía razón Maria Zambrano: «El político mediocre piensa siempre en la próxima elección, pero el político brillante, con mirada de estadista, piensa en la próxima generación». Hoy se reúne en León el Consejo de Ministros. Cruzo los dedos y quiero asumir que nos abrirán el futuro de la próxima generación. Ayer ya se percibía la expectación y la esperanza durante la visita que realizó la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, a la Catedral y, posteriormente, por el barrio Húmedo. A la misma hora, el presidente descansaba en el Hostal de San Marcos par afrontar hoy una jornada que todos eperemos que resulte de verdad histórica y trascendental.