Nuevo rumbo para el Reino de León

A FERNANDO Jáuregui le asombra la pasmosa seguridad de José Luis Rodríguez Zapatero en sí mismo. Da la impresión, escribe, que el futuro es suyo. Los columnistas políticos, tan ensimismados a veces en otras reflexiones, empiezan a conocerle. Zapatero cumplió su promesa de celebrar un Consejo de Ministros en nuestra ciudad, que es la suya, y anunció las medidas adoptadas por el Gobierno para relanzar el corredor Oeste de Castilla y León. Los directores de los medios informativos leoneses coinciden unánimemente: No defraudó. Por supuesto que faltan algunos proyectos, pero no es discutible que como aperitivo ha sido el mejor y más importante en la historia de León, de Salamanca y de Zamora. El objetivo es impulsar el desarrollo y frenar el declive poblacional del Viejo Reino de León. Lo que acordó el Gobierno es colocar el andamiaje para conseguirlo. Marcar el rumbo. Con lo que discrepo, además de forma radical, es con las lecturas realizadas por algunos consejeros de la Junta y por el secretario general de la UPL, Joaquín Otero. Lejos de asumir en positivo los acuerdos, los han cuestionado. Es demagógico que otras provincias de la Comunidad los consideren como agravio. Ninguna podrá sustentar que no son de absoluta justicia. El Viejo Reino de León estaba ya en estado preagónico. El dato tremendo de la pérdida poblacional en 70.000 personas durante los últimos diez años lo dice todo. So bra cualquier otro argumento. Dice el portavoz de la Junta, Antonio Silván, que esta Comunidad «también tiene Norte, Sur, Este y Centro y provincias como Soria». Ya. Habría que refrescarle los datos. Sobre todo los que han contribuido al progreso indiscutible del eje Valladolid-Palencia-Burgos. A mí me da igual que varios proyectos ya estuvieran programados por el Gobierno anterior y la Junta de Castilla y León. Lo que deseamos los ciudadanos es que se ejecuten. Y que aquellos no contemplados sigan demandándolos. Es su obligación. La reivindicación irrenunciable es legítima. Necesaria. Pero eso no tiene nada que ver con lo que Joaquín Otero, a su más puro estilo, descalifica como «decepción, farsas, mentiras y timos». De todo eso tuvo mucho aquel pacto por León que rubricó su partido con el entonces secretario general del PP, Javier Arenas. Es necesario vocear que desde septiembre próximo va a seguirse el cumplimiento de los acuerdos. Eso por un lado. Por otro, que estaremos atentos para que maniobras políticas localistas no obstaculicen o pongan en peligro ese cumplimiento. Tras la intensidad de la jornada del viernes, ZP buscó ayer la relajación y el ocio en Villafeliz de Babia. Practicó su deporte favorito: la pesca de la trucha. Hasta mediodía -almuerzo en Casa Luis- pocas capturas. Antes de completar la jornada pescando al sereno, durmió la siesta y pudo seguir en directo el triunfo de Lance Armstrong en la crono del Tour. Hoy entra en la historia. Y más allá del Manzanal se celebraba el congreso comarcal socialista, con dos aspirantes a la secretaría general: Antonio Canedo y Manuel Fernández Zanca. Ganó Canedo por un voto: 39 á 38, y hubo uno en blanco. En ganar estas batallas orgánicas, RZ era un consumado maestro.