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Publicado por
León

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A UNA media de 50 kilómetros/hora, una velocidad galáctica para cualquiera que tenga alguna idea de lo que es ir en bicicleta, Armstrong rubricó ayer una contrarreloj que le puso alfombra roja al podio de París. El americano no sólo ha ganado el Tour sino que se coronará hoy como el auténtico emperador de la ronda francesa relegando a un segundo peldaño a nombres míticos como Anquetil, Merck o Indurain. Su victoria es, sobre todo, un monumento a la disciplina y al tesón.