Cerrar

DESDE LA CORTE

Sólo un buen punto de partida

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

Creado:

Actualizado:

SON LOS dos hombres que tienen en su mano cerrar el problema territorial de España. Son los que pueden acordar el final de las hostilidades entre el País Vasco y el Estado. Son los que pueden pasar de la crisis constante al entendimiento. Son Zapatero e Ibarretxe. Si nada ha cambiado en los últimos tiempos, representan dos formas distintas, incluso opuestas, de entender el concepto de España. Pero tienen una ventaja sobre la etapa anterior: ambos, sobre todo el presidente del Gobierno, están dispuestos a tratar de entenderse y, de momento, respetarse mutuamente. Es asombroso que, después de un cuarto de siglo de democracia, dos dirigentes políticos de máxima responsabilidad tengan que proponerse el respeto mutuo. El éxito del encuentro de ayer está en el hecho mismo de que se haya podido celebrar. Así de pobre anda, o andaba nuestra convivencia. Tal como estamos acostumbrados a que se trate la cuestión vasca desde La Moncloa, un cambio de actitud ya es una gran noticia. Pero hay algo más: escuchar de boca del lendakari que desea participar en un «proyecto de Estado en común»; oir del ministro Sevilla el propósito de «compartir un proyecto común que se llama España», suena a grandeza histórica y a momento fundacional de un nuevo modelo de integración y de unidad nacional. Pero las cosas son como son, y nadie puede esperar que de pronto se haya producido un milagro. Lo hablado ayer es un buen punto de partida, pero no pasa de una escenificación del «nuevo talante». Los problemas de fondo siguen siendo los mismos, pero tratados con más elegancia. El Plan Ibarretxe sigue teniendo el mismo centenar de contradicciones con la Constitución que cuando gobernaba Aznar. Es lo único que no ha cambiado. E Ibarretxe no parece haberse apeado de su propósito de someterlo a referéndum, que es la única forma de saber si es «avalado por la sociedad vasca», como a cada instante repite el lendakari. Y lo más grave para la consolidación de un nuevo clima es que persiste la desconfianza. ¿Cómo se va a convencer a la sociedad española -y, desde luego, a toda la derecha- de que se busca un «proyecto de Estado en común», si la creencia dominante es que el Plan Ibarretxe es un «plan secesionista»? ¿Cómo vamos a creer al lendakari, si todo lo que hace en la práctica, desde la Educación a los discursos dichos en Euskadi, tienen como referencia final la independencia del País Vasco? Mientras no se despejen esas dudas, los encuentros Zapatero-Ibarretxe tendrán el valor de ser una forma civilizada de entenderse; pero todavía distarán mucho de ser la solución.

Cargando contenidos...