Diario de León
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JOSÉ CAVERO
León

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EL HUMORISTA pinta a Zapatero y Sonsoles en un salón completamente desprovisto de muebles. Sobre cajas de refrescos, el presidente y señora fríen un pescado en una bombonita de butano. Sólo les queda, además, un botijo, y una bombilla pelada que cuelga del techo, como únicos lujos añadido. Y el humorista hace decir a la esposa del presidente: «Lo del talante dialogante es muy bonito, José Luis, pero creo que te has pasado con todo lo que les has transferido a Maragall e Ibarretxe». Tal vez sean muchos los ciudadanos que piensan con parecidos recelos sobre estos dos encuentros cruciales que Zapatero ha mantenido, con pocos días de distancia, con los dos presidentes de los gobiernos de dos importantes regiones, naciones, nacionalidades del Estado español que pelean entre sí y con el Estado del que forman parte por conseguir más y más consideración política. ¿Los vascos y los catalanes son más, por razón de nacimiento en ese punto concreto del mapa de España, que los restantes españoles? La Constitución dice que todos los españoles somos iguales ante la ley y que, como tales, debemos merecer un similar tratamiento. Y resulta que ya ni siquiera es así y que, además, los políticos de esas dos comunidades aspiran a ser «más diferentes aún» en prerrogativas, singularidades, y hasta en el modo de ser considerados sus representantes políticos. Maragall habla de un «quasi Estado catalán», o de un estado de federalismo asimétrico, mientras Ibarretxe insiste en la «voluntaria libre asociación de los vascos al estado español». ¿Eso cómo se entiende? Han sido 25 años de reclamaciones y pésimos entendimientos. Un período en el que Suárez, González y Aznar parece que tuvieron, sobre todo, el papel de «resistir y resistir» las aspiraciones excesivas de «las regiones históricas», nadie sabe por qué llamadas así. ¿Es menos histórica Aragón, o León, o Andalucía o Murcia?. Pero ésa viene siendo una de las reclamaciones «de partida»: una denominación singular más específica y no compartida por los restantes españoles. A todos nos gustaría que cada ciudadano, de la región que sea y en la que haya elegido para vivir, esté lo más cómodo posible en la casa de todos, pero también desearíamos que deje de quejarse de una vez, como si los demás tuviéramos una deuda histórica e indeterminada con él...

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