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DESDE LA CORTE

Acebes y la intención electoral

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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LO DE Acebes ayer no ha sido una declaración. Ha sido una pasión. No ha sido una comparecencia. Ha sido un tercer grado, entendido en el peor sentido del concepto. Y ha sido una demostración de que los políticos también deben estar dotados de una resistencia casi sobrehumana. Ver a este hombre sometido durante más de diez horas a un interrogatorio a veces despiadado, sin perder la claridad de ideas, sin ofrecer una apariencia de agotamiento, sugiere que la función pública requiere unas condiciones físicas que casi nunca sabemos valorar. Ángel Acebes las había mostrado durante los peores días que pasó al frente de Interior. Ayer las confirmó. Y además, ¿qué hizo? Pues algo muy sencillo, pero muy difícil: estar en su papel y lucir sus convicciones. La principal cuestión que debía dejar despejada era si mintió en aquellos aciagos días de marzo. Para quien no tenga ideas prefijadas, creo que Acebes resultó convincente: no mintió. Su aportación de datos ha sido sólida y ha transmitido seguridad. Se puede sostener que ha sido honesto; pero encajaba tanto ETA en sus cálculos, coincidía tanto con lo esperado por el Gobierno, que le resultó difícil implicar al terrorismo islamista mientras no hubo una reivindicación creíble y unos detenidos identificados. Pasados cuatro meses, el ex ministro del Interior sigue sin descartar la conexión con ETA. ¿Sospecha razonada, o necesidad política de mantener la duda? Para que sea una sospecha razonada, haría falta que hubiese por lo menos un indicio, y no se ha visto. Sólo hemos escuchado sostener esa tesis a dirigentes del PP y a personas vinculadas a ese partido. Eso nos hace pensar que estamos ante una estrategia interesada. Tan creíble es Acebes cuando sigue mirando «hacia el norte» como su sucesor José Antonio Alonso cuando descarta por completo la conexión etarra. Mucho me temo que conviviremos muchos años con esa incógnita. Y tendremos que convivir con algo que va a pudrir el ambiente político también durante años. Es esa otra pregunta de Acebes: quién decidió «irrumpir tan brutalmente en las elecciones». Palabras mayores. ¿Es que, a juicio del PP, la intención de la matanza ha sido electoral? ¿Es que alguien planificó la muerte de 191 personas para cambiar un gobierno, y no como parte de la guerra santa islamista, o como cumplimiento de las amenazas de Bin Laden? Acebes, con esta duda, deja convertido en sospechoso a medio mundo. Y algo peor: sigue dando argumentos para decir que las elecciones de marzo fueron el resultado de una gran manipulación. Y además, criminal.

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