Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

El futuro de la UPL

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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HAN SUFRIDO unos meses de desgaste de tal intensidad, que ahora buscan desesperadamente volver a ser estrellas. Lo tienen muy difícil. Los leonesistas, además de su fractura orgánica, han trasladado al Ayuntamiento la indefinición de gobierno. Anuncian para septiembre la revisión del pacto municipal. Reeditan otra vez la inquietud. Recuperan su mejor técnica: pactarán todo aquello que más beneficie a los intereses del partido y de sus dirigentes, no a los intereses de la ciudad de León. La fractura orgánica, con el padre fundador, José Mª Rodríguez de Francisco, y la huida de la también edil Covadonga Soto, ha generado una sima en el Ayuntamiento de León y, cómo no, en la UPL. Un auténtico rompecabezas. La escisión de los leonesistas es de libro. Pero eso tendrá consecuencias políticas a corto y largo plazo. A corto plazo el protagonismo recaerá en la oficialidad. A medio y largo plazo, tal vez sean los «purgados» los que escenifiquen la total destrucción del leonesismo. Los ciudadanos soportan cada vez peor sus ventoleras. Veamos: la UPL ha mostrado su decepción sobre los acuerdos del Consejo de Ministros celebrado en León. No asumen lo prometido, lo que pueda llegar, ni los proyectos en estudio. Han puesto el acento en que Rodríguerz Zapatero no dio esperanzas a la autonomía de León. La UPL se equivoca en su planteamiento. Parte de un error de tratamiento cuando recuerda que fue Martín Villa el que nos metió en Castilla y León. Y no fue tal. Fue la voluntad suprema de los leoneses, en aquella ocasión mayoritariamente favorable a la UCD. Lo único que no puede hacer un gobernante es dejar de reconocer la legalidad vigente. Otorgar la autonomía no depende de decisiones unipersonales ni de un Consejo de Ministros. Hemos oido y leido muchas veces que con una ley orgánica se cambia la situación autonómica. No es cierto. Y, además, sería antidemocrático. De tanto decir que Martín Villa nos metió en la Comunidad Autónoma, lo cual puede ser cierto políticamente, pero no lo es jurídicamente, han acabado por creérselo una gran mayoría. Cualquier variación en el mapa autonómico exige una manifestación democrática de los leoneses -esto es: un referendum- o bien conseguirla a través de los representantes políticos elegidos, y por mayoría, tras la presentación de las iniciativas parlamentarias. Pero lo que no puede ser es la ensoñación que predica la UPL. O se es coherente con la voluntad mayoritaria de los leoneses, o a lo peor se está jugando ahora con este asunto como coartada de posibles decisiones futuras. Los cuadros de la UPL también han denunciado los ardores leonesistas del corregidor de León y de otros dirigentes socialistas. Los catalogaron como demagogia electoral de cara a las europeas. Tampoco es cierto. Son manifestaciones que se remontan a las presidencias de Pérez Ruiz y de Turiel en el Palacio de los Guzmanes. No era una farsa. De hecho, dentro del PSOE provincial hay una corriente leonesista desde los tiempos del malogrado Baldomero Lozano. La UPL está, como nunca antes, en la encrucijada. Del talento, talante, prudencia y acierto en las próximas decisiones, dependerá su futuro. Un futuro que, de momento, no veo.

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