¡Gibraltar español!

AL MINISTRO principal de Gibraltar no se le ocurre otra cosa que calificar de impertinente la protesta del Gobierno español por la visita del ministro británico de Defensa a la colonia. No sé dónde está la impertinencia, porque la protesta fue de lo más algodonosa, cuando la vicepresidenta Fernández de la Vega dijo que se trataba de una visita inoportuna. Vaya una protesta. Pues, a pesar de ello, al señorito Caruana le parece una impertinencia, cuando no creo yo que haya una cosa más impertinente que la subsistencia de la única colonia en territorio europeo, perpetrada además por un país que se dice amigo de España y que comparte con ella puesto en la Unión Europea y en la OTAN. Si España no va a tener derecho ni siquiera a la protesta algodonosa por la ofensa que supone la visita de un ministro de Londres a la colonia, ¿a qué demonios va a tener derecho España? Lo que yo pienso es que este nuevo Gobierno debería dejarse de melifluosidades y exigir la inmediata devolución de un territorio que nos fue arrebatado hace ahora tres siglos. Tricentenario cuya celebración ocasiona la visita del colega de Pepe Bono. Es la tercera vez en pocas semanas que el Gobierno de Londres nos toca las narices en Gibraltar, tras las visita de la princesa Ana y la nueva estancia del submarino Tireless. Fantástico este Tony Blair, gran aliado del derechista Aznar y tocante de narices ahora a su compañero de Internacional Socialista Rodríguez Zapatero. ¿Socialista digo? ¿Pero es que todavía no expulsaron al de las Azores de la Internacional Socialista? Vaya, vaya. En lugar de andarse con blanduras, lo procedente es conminar al Blair a que suelte Gibraltar antes de que los ingleses le manden al paro, cosa que supongo que sucederá en la primavera próxima, seis meses después de que los norteamericanos manden a su casa al camarada George Bush, por aquello de la higiene mundial. Me parece que era Marinetti el modernista que decía aquello de que la guerra es la mejor higiene del mundo. La mejor higiene del mundo es mandar a casa a Bush y a Blair, después de haberlo hecho ya con José María Aznar. ¡Gibraltar español!