Diario de León
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FEDERICO ABASCAL
León

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DECÍA Agustín de Foxá que las «girls» están exentas de pecado, refiríendose a aquellas muchachas norteamericanas llenas de vida, ingenuidad y belleza que servían de fondo a algunas películas de Hollywood, las que llegaban a España para endulzarnos a veces el amargor del franquismo. «Escuela de sirenas», por ejemplo. Pero sin que nadie vea en estas líneas el menor juicio de valor moral, la imagen de la soldado estadounidense Linndie England, que se enfrenta ahora a una tribunal militar en Carolina del Norte, no es que esté aureolada de inocencia; es que, a sus veintiun años, horripila su imagen, y raro sería el hombre que, al verla, sintiera la tentación de desear la mujer de su prójimo, suponiendo que Linndie pertenezca a un prójimo determinado y, lo que es mucho suponer, que el emparejamiento humano cree situaciones de pertenencia. Ayer alcanzaba nuevamente el precio del barril de petróleo un récord histórico, en relación a las subidas que desató la guerra del Golfo en 1991, mientras la situación en Irak vuelve a ocupar hoy la página de sucesos, sobrecogedores, luctuosos, de la crónica política internacional. Se ignoran las razones por las que la soldado England fue destinada por el Pentágono, es decir, por Rumsfeld, a la ocupación de Irak y especialmente a la cárcel de Abu Ghraib, donde se ha torturado a presos iraquíes, a uno de los cuales paseaba o arrastraba Linndie tirando de un collar, como a un perro. El prisionero, que no era perro sino un hombre, ofrecía la imagen patética de rigor en esa circunstancia. Se pensaba que la invasión/ocupación de Irak podría enrarecer aún más los problemas de Oriente Medio, pero se hacía difícil imaginar que el petróleo iba a aumentar de precio desaforadamente, por mucha destrucción que padecieran sus fuentes iraquíes de aprovisionamiento. Y al reincorporarse ayer la tristemente célebre Linndie a la portada de muchos diarios, por si el tribunal militar de Carolina del Norte decidiera procesarla, surgía de algún modo la pregunta de si entre esta soldado, torturadora de acuerdo a pruebas gráficas, y el precio del petróleo hay una relación más o menos directa. Dicho de otra manera: si la gestión política de la ocupación militar, o la gestión militar de la política, han ayudado a empeorar aún más los efectos negativos que, excepto la Administración Bush y sus fieles u ocasionales aliados, se atribuían anticipadamente al desencadenamiento de esa guerra. Linndie England, embarazada y pericompuesta para el combate, con su uniforme de camuflaje y su boina negra, dispone de un buen equipo de abogados, hasta el punto de que a cambio de no ahondar en las supuestas responsabilidades políticas, y delictivas, de la Administración y de los altos mandos militares en las torturas, esta «girl» norteamericana de inocencia presunta podría no ser procesada. Pero a Agustín de Foxá, diplomático y poeta durante la edad antigua y media del franquismo, Linndie England le hubiera roto sus esquemas sobre las «girls», el pecado y Hollywood.

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