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EL BUEN ministro Solbes necesita dinero para que le cuadren las cuentas que hicieron otros, cuando pensaban que no iban a ganar las elecciones y por lo tanto no tendrían que rendirlas. ¿De dónde podrá salir ese dinero? Después de darle a la cosa vueltas y más vueltas, la conclusión es que debe salir de donde siempre: de nosotros. En vista de eso ha lanzado la idea, que algunos creen que es un globo sonda, de que los jubilados paguen la Sanidad en función de su nivel de renta. La iniciativa no ha provocado un entusiasmo indescriptible entre las clases pasivas. El nivel económico de los pensionistas españoles es subterráneo, hasta el punto de que ser jubilado viene a ser sinónimo de ser pobre. Pertenecer a eso que no sin un alto grado de cursilería llaman Tercera Edad equivale a estar a la cuarta pregunta. ¿Cómo quitarles pa rte del dinero que no tienen sin que utilicen las pocas fuerzas que les quedan y se manifiesten en señal de protesta? La vejez también puede ser impetuosa y aunque haya personas mayores que ya no se acuerden de nada pueden acordarse de los más directos antecesores del señor ministro. Además, no están solos: los sindicatos y los partidos políticos han rechazado la ocurrencia de que quienes han cotizado toda la vida, al final de ella tengan que pagarlas todas juntas. Hace unos cuantos días nos hicieron otra oferta: pagar un canon para financiar la televisión pública, que arrastra una deuda de más de 6.000 millones de euros. El consejo de expertos que estudia su necesaria reforma también llegó a la conclusión de que el dinero debe salir de nosotros, pero la mayoría de los ciudadanos piensa que lo normal es pagar porque se lleven la basura de casa y no porque la introduzcan. Hay motivos para sospechar que los gobernantes aprovechan el verano para intentar colarnos cosas que en cualquier otra época no se atrevían ni siquiera a insinuar. Creen que estamos desprevenidos por el solo hecho de estar en traje de baño. Se equivocan. Hemos recibido ofertas más sugestivas y hemos sabido rechazarlas.