EL RINCÓN
El culpable
YA ESTÁ QUE arde el fuego olímpico en el nuevo estadio de Atenas y España inicia los Juegos con el objetivo de conseguir, como poco, quince medallas. Las esperanzas no son infundadas: tenemos magníficos atletas. Si nuestros políticos dieran el mismo nivel que nuestros deportistas los condecoraríamos con mayor frecuencia y no nos tendríamos que conformar con la medalla de quita y pon del señor Bono. Está muy bien aspirar a quince medallas olímpicas, pero hay que reconocer que la única plusmarca que vamos a batir con toda justicia es la del precio de la gasolina. La ofensiva de los Estados Unidos y de las naciones que se han unido a ellos, junto a la situación de Venezuela, han elevado el crudo hasta 42 dólares por vez primera en la historia. El barril de Brent lleva camino de costar lo mismo que el barril de whisky. Dos catástrofes de idéntica magnitud. Cuando quede completamente planchado el gran santuario de Nayaf volverá a subir el petróleo, que es el gran culpable. Los marines buscan al líder radical Muqtada Al Sáder, pero nada cambiará aunque lo encuentren. Un líder es siempre alguien que acierta a ponerse al frente de una manifestación y no podría capitanear nada si no hubiera seguidores. Donde no hay marineros no puede mandar patrón. No hay que negar el influyo de los aceleradores de la Historia, con mayúscula, que a veces no hacen más que retrasarla, pero si no hubieran existido, otros ocuparían su lugar. Los caudillos recogen siempre unas aspiraciones populares compartidas por muchos, aunque no siempre por todos. Si los ejércitos invasores matan al clérigo de verbo incendiario, surgirá un suplente. Eliminar a todos los chiíes es dificilísimo. Ni siquiera en la conquista del Oeste lograron cargarse a todos los indios. Cuando se pisotea un hormiguero siempre hay hormigas supervivientes. No hay que ser un gran economista para augurar que el petróleo va a seguir subiendo. Por otra parte, un gran economista no es el que consigue que los precios bajen, sino el que logra explicar con toda precisión por qué suben.