Tierra de luz, rascacielos y euros

SOMOS TIERRA de contrastes. El Bierzo no es La Mancha, pero sí fabricamos quijotes. Hace unos días aún llevábamos la luz pública a las calles del único pueblo de la provincia que carecía de este servicio, a estas alturas de la película. ¡Qué bonito y entrañable!. Pardamaza (Toreno) es el último eslabón perdido de la cadena del progreso y la globalización, en donde poco menos que había que salir con el candil, la linterna o la vela a la calle en los días de penumbra. Porque allí, hasta un 10 de agosto de 2004 no conocían las farolas. Y ahora, de golpe, le han colocado más de cuarenta, y de las buenas. Impactante. No le echo la culpa al alcalde ni al presidente de la Diputación, que bastante hicieron con decidirse a gastar 70.000 euros en farolas. Pero, de verdad, a mí me daría vergüenza inaugurar en este siglo el primer alumbrado público de la historia de un pueblo, aunque el alcalde diga que no hay que tener complejos y algunos piensen que así, sin farolas, se fomenta como alternativa la natalidad y no se dejan morir los pueblos. Decía que somos tierra de contrastes, porque aunque acabamos de llevar la luz a un pueblo, vamos a tener el edificio más alto de toda Castilla y León. Aquí, en Ponferrada. ¡Casi nada, Mari Pili!. Cuando hacemos las cosas, las hacemos a lo grande, con 28 pisos, desde los que se verán de una tacada Las Médulas, Los Ancares y el Manzanal. Y como contrapunto, el cabreo socialista y el dardo enviado a los del PP, porque cuando llueve mucho en Ponferrada hay charcos y nos los traga el alcantarillado. Los populares no callan y dicen que sólo falta que les acusen de instigar al toro que mató a Manolete. Todo esto pasa cuando el PSOE ha tenido que meter la mano en el bolsillo para ingresar un euro en la cuenta bancaria de los juzgados de Ponferrada. Ese euro es para pagar la sentencia condenatoria por expulsar del partido al entonces secretario de la agrupación local de Ponferrada, Pedro Fernández. Su procurador de los tribunales tendrá que acudir a por el madamiento de pago para poder hacer efectivo el cobro. Ya saben: cubrir pólizas y esas cosas. Llegado este punto me viene a la memoria las películas del entrañable Paco Martínez Soria. En este caso, con la congestión de asuntos que hay en los cinco juzgados del Palacio de Justicia berciano seguimos siendo una comarca de charanga y pandereta, en donde las vendetas políticas se pagan con un euro. Fernández, que fue cura antes que político, enmarcará ese euro o esa orden de pago en la pared de su despacho como un trofeo de safari keniano. Eso sí, no lleva la cabeza del presidente de la gestora local del PSOE, ni de otros de sus gallitos y gallitas de corral político. Y como somos tierra de contrastes, ayer Peranzanes danzó su baile más ancestral en la romería de Trascastro. La raza del fornelo rudo y emprendedor sigue viva, pero no tanto como las penurias por las que atraviesa el castro de Chano, en donde espera el alcalde que de una vez por todas se revitalice ese lugar para que no sufra más desmanes y pueda ser utilizado para la visita turística, que falta hace. Ya saben.