El PP y el petróleo

LA CONTROVERSIA viene dada por los precios del petróleo, convertidos en una nueva causa de crítica socialista al PP que nos implicó en la guerra de Irak. El PSOE ha hecho unos pocos cálculos y estimaciones para llegar a la conclusión de que, sin esa guerra a la que nos condujo Aznar con el consentimiento tácito o expreso de su partido, los precios de los carburantes estarían diez dólares por barril por debajo de los actuales, aproximadamente. Una conclusión que indigna y crispa a los populares, alguno de los cuales llega a decir o vaticinar que, a ese paso, Aznar será conducido pronto a un tribunal para responder del asesinato de Kennedy y Primo de Rivera. Otros dirigentes del PP se limitan a hablar del chiste de este verano. Eso sí, bajan la voz y reducen la risa cuando alguien recuerda que, en los días siguientes a la invasión y ocupación de Irak por las tropas de la coalición, y con el aplauso del gobierno de Aznar, la, a la sazón, inefable ministra de Exteriores, Ana Palacio, observó que los precios de los carburantes habían bajado un par de dólares por barril, y celebró entonces aquella circunstancia, con gran júbilo, por entender que era una primera demostración de los benéficos efectos que iban a llegar con el final del tiempo de Sadam Huseín en el mando de Irak. Cabe recordar, asimismo, que junto con esa rebaja de los precios de los crudos, los invasores y ocupantes vendieron su guerra por entender que iba a hacer otras tres aportaciones de extraordinaria trascendencia y efectos: el mundo árabe contaría con un régimen democrático más, el mundo sería mucho más seguro por la desaparición de los terrorismos de ámbito internacional, y, de paso, quedaría resuelto el conflicto entre palestinos e israelíes. Mal puede decirse que se haya dado un paso adelante. De manera que, a estas alturas del conflicto, se ha evocado a la ministra Palacio por razón de su deslumbrante visión de futuro, cuando ya vislumbró precios más amables para los consumidores del oro negro.