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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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ENTRETENIDO, cuando menos, sí está resultando la búsqueda de la nueva denominación que algunos dirigentes políticos catalanes quieren que tenga su región, Cataluña, tanto en el futuro estatuto como en la revisión que se pretende hacer de la Constitución española. Cabe recordar que Pascual Maragall había antepuesto el problema del nombre a cualquier otro de los que la elaboración del texto de la comunidad autónoma pudiera plantear en la revisión de sus propias competencias y atribuciones, y que había determinado que la Constitución que se revise y reforme debería incorporar el término de nacionalidad, o nacionalidad histórica, para distinguirla de otras comunidades integrantes de España. Pues bien, llega el segundo de los partidos del tripartido, Esquerra Republicano de Cataluña, y muestra su abierta falta de sintonía en esta materia con Maragall: primero, reprocha al molt honorable y le recomienda que deje de perder el tiempo en debates nominales. Segundo, el secretario general de ERC no se muestra en modo alguno convencido por la idea de Maragall y propone, a su vez, el término «comunidad nacional catalana», porque, argumenta, «histórico lo es todo el mundo, también Murcia o Castilla la Mancha». Algo que, ciertamente, habían comenzado a reprochar a Maragall sus propios correligionarios socialistas de otras comunidades: ¿Qué característica histórica tiene Cataluña que no tenga cualquier otro punto de la nación española?, le reconvenían los naturales de las restantes comunidades autónomas. Sucede, sin embargo, que a Maragall puede disgustarle el planteamiento que hace su socio Puigcercós por cuanto ya había dado por hecho que Rodríguez Zapatero había asumido o aceptado su propuesta de nacionalidad. Y ahora resulta que lo descalifica su propio compañero de gobierno. De manera que ni Nación ni Nacionalidad. Vamos adelante, de momento, con Comunidad nacional catalana, denominación que en principio no parece que moleste a nadie, salvo acaso al propio Maragall cuando vea tumbada su propia propuesta o sugerencia. ¿Alguna otra región española se verá tentada a denominarse, ella también, comunidad nacional? ¿Comunidad nacional valenciana, vasca, castellano leonesa? ¿Comunidad nacional riojana, andaluza? Es improbable que nadie más quiera compartir esa denominación, en el supuesto de que a los propios catalanes les convenza en el trámite de debate estatutario en el Parlament de Cataluña. Lo que a casi todos puede parecer claro es que con ese término ahora sacado de la manga, Esquerra pretendería, al igual que Maragall, aproximarse lo más posible a la meta siempre soñada del «Estat catalá», o, cuando menos, de la «nació sin estat» que también ha servido para definir a Cataluña. o es improbable que todavía surjan algunas sugerencias más. ¿Cataluña, nación catalana, nacionalidad de Cataluña, Principat de Cataluña, región histórica de Cataluña, comunidad nacional catalana? Tiene que aparecer alguna otra denominación más sugerente, acaso más rupturista con las demás. Pasqual Maragall podría convocar un concurso de ideas.

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