La asociación de nuevo... ¿éstos qué quieren?

HACE un año, unos pocos vecinos, antiguos socios o no, nos planteamos la necesidad de retomar la Asociación de Amigos del Museo Minero de Sabero Ferrería de San Blas, y el hecho suscitó que algunos se preguntaran: ¿Por qué aparece de nuevo la asociación? ¿Estos qué querrán?. No es difícil explicar qué se pretende, ya se demostró en su primera etapa. Los miembros de esta asociación sólo desean colaborar y dedicar su tiempo a la promoción, defensa y revalorización del patrimonio cultural del valle de Sabero. Cuando en el año 1973 se inauguró una modesta exposición sobre la minería nadie hubiera podido imaginar que entre todos íbamos a conseguir que la ferrería y su entorno fuera declarada Bien de Interés Cultural. Más aún, que la cuenca minera de Sabero desde el año 2001 figure como uno de los cuarenta y nuevo bienes catalogados por el Plan Nacional de Patrimonio Industrial. Los Amigos del Museo no somos ajenos a estos logros, pues gracias a las gestiones de algunos de nosotros, despertamos el interés de las instituciones locales y autonómicas por la recuperación del patrimonio que a lo largo de ciento cincuenta años había generado la actividad industrial y minera en el valle. En la primera etapa de nuestras actividades (1992-94), fruto de la colaboración que existió entre la asociación y el ayuntamiento, se realizaron diversas actuaciones, no sólo las que se pueden ver, como la remodelación de la exposición instalada en la Casa de la Cultura de Sabero. También otras que no se aprecian a simple vista: investigaciones sobre la historia industrial del valle, recuperación de material fotográfico y piezas museables... en definitiva, tareas de protección y difusión de nuestro patrimonio industrial. Esta primera etapa finaliza cuando la Junta de Castilla y León nos invita, de forma educada, a que nos apartemos; la urgencia de la recuperación económica de la comarca exigía que, para instalar en Sabero el Museo Regional de la Minería, la ejecución y control del proyecto estuviese en manos de la administración pública. A la vista de los resultados, nos parece que era necesaria la presencia activa de la asociación porque mantener viva su voz, con espíritu de colaboración, podía haber evitado despropósitos que ahí están. Sepan las instituciones públicas que existen personas preocupadas, ilusionadas y con criterio para defender el patrimonio cultural del valle de Sabero. No se inquieten, ni carraspeen, ni se rasquen la cabeza. ¡No tengan dudas!. La asociación permanecerá siempre muy atenta a lo que acontece. Los amigos del museo mantienen sus objetivos y continuarán ofreciendo colaboración y respaldo a las iniciativas que benefician a todos, porque la defensa de nuestro patrimonio debe de ser un interés compartido. Las ofertas de colaboración que hemos realizado no han sido entendidas y las gestiones que realizamos se estrellan continuamente contra el silencio del equipo de gobierno municipal. Con frecuencia nuestros representantes políticos se olvidan que fueron elegidos para ser portavoces y servir al interés de sus representados, ningunear a una Asociación que representa a un sector de la opinión pública no parece ser la mejor forma de transmitir los intereses de sus conciudadanos. Lamentablemente, en esta segunda etapa, no estamos encontrando la colaboración que se tuvo con el ayuntamiento en la etapa inicial. ¿Por qué rechazan nuestra colaboración? A los que lean estas líneas les va a parecer mentira, pero a estas alturas el proyecto del Museo de la Minería se encuentra, mejor dicho no se encuentra, porque no está en poder del Ayuntamiento, aunque éste asegura que está en la Junta, pero nadie lo enseña; la nueva dirección técnica no muestra un especial entusiasmo por atender nuestra solicitud de información. ¿Qué está ocurriendo? Aunque la ferrería sea el icono del Museo Minero de Sabero el proyecto de musealización no debe excluir la rehabilitación del entorno y las instalaciones del pozo Sucesiva, Herrera I y Herrera II, las viviendas, zonas verdes y demás servicios legados por la actividad industrial y minera, porque todo ello conforma el patrimonio cultural del valle y así está reconocido. No planteamos mero conservacionismo, sino que estamos realmente interesados por la creación de empleo y la recuperación económica. Compartimos la idea de que los paisajes industriales han dejado de considerarse una rémora y a través de una gestión adecuada se convierten en un factor de desarrollo económico. La demanda creciente del turismo industrial favorece un nuevo concepto de reconversión para las zonas afectadas por el cierre de las minas; y en nuestro caso contamos con un entorno natural privilegiado que revaloriza el activo turístico del valle de Sabero. ¿Somos conscientes de lo que tenemos..?