Diario de León

EL MIRADOR

El presunto equipo de Rajoy

Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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MARIANO RAJOY DICE que aún no ha adoptado ninguna decisión sobre la ejecutiva que planteará al congreso que el PP celebre en los primeros días de octubre. Rajoy sostiene que se hace imprescindible dar oportunidad a nuevas caras, pero también advierte que no se puede jubilar a quien ni siquiera ha cumplido cincuenta años de edad y tiene una experiencia utilizable. En resumidas cuentas, quiere algo a medio camino entre la renovación y la continuidad. A su vez, Alberto Ruiz Gallardón anuncia su propósito de estar en esa ejecutiva para dar su apoyo a Rajoy y eliminar toda suerte de malas interpretaciones. Gallardón, aún desde la distancia, insta ya a su partido a renovar el proyecto para volver al poder. Se ve con fuerza suficiente como para reclamar a su partido, y a sí mismo, esa contribución, romper con el pasado y anticiparse a las necesidades del futuro. A algunos no ha pasado por alto esta pretensión de Gallardón, aún no ha llegado y ya pretende planificar el futuro del partido como alto directivo. Asimismo, hace unos días veíamos actuar como renovados jefes del Partido Popular a Acebes y Michavila, disparando dardos contra quien elevaba la voz o la figura «en el bando contrario». ¿Hacían méritos en pleno agosto, o pretenden y aspiran que no se olvide su nombre y trayectoria? Gallardón, Acebes y Michavila, con Ana Pastor, se ha dado por supuesto que estarán en los primeros lugares de la lista de Rajoy, por más que sigan produciéndose reacciones de quienes entienden que sería cerrar en falso una crisis que impulsara a personajes quemados en su anterior etapa de gobierno, como Acebes, Michavila o Zaplana. Alguno pudiera asustarse al escucharle decir al líder que nada está cerrado o que todo es, todavía, susceptible de cambio. Pero cada cual va quedando en el lugar que tendrá. En todo caso, algo se ha empezado a mover, y es evidente que algunos no piensan que quien se mueve no sale en la foto, sino todo lo contrario. Es preciso estar ahí, en el nuevo equipo o en la lista que deberá elaborar Rajoy, en la seguridad de que no le ocurrirá como con su anterior lista, la de los ministrables que ya tenía elaborada el 11-M, pero que el atentado de los fanáticos islamistas hizo que pasara directamente a los propósitos irrealizables e incluso a los grandes secretos de la historia. ¿Quiénes estaban o qué ausencias había en la lista de ministrables que Rajoy tenía elaborada la víspera de la tragedia de los trenes de cercanías? ¿Repescará ahora a algunos de los defraudados entonces? No es improbable que se vea movido por algún resorte de ese género, aunque es del todo seguro que esta vez tendrá muchos menos condicionantes que hace medio año, cuando Aznar iba a salir del poder por voluntad propia y casi en situación gloriosa de «padre fundador del partido». En todo caso, ahora, ante la nueva oportunidad, el que calla puede dar la impresión de que pasa, no tiene aspiraciones o prefiere no figurar en el equipo de gobierno siguiente, o, sencillamente, de que está desaparecido para los nuevos propósitos de la nueva etapa de la travesía del desierto de la oposición.

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