Diario de León
Publicado por
FRANCESC DE P. BURGUERA
León

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EL ARZOBISPO de Toledo, Antonio Cañizares, en una reciente homilía, denuncia a los poderes y medios públicos de estar dispuestos «a despedazar a la Iglesia». Las críticas a los obispos son tachadas de «persecución, acoso y descalificación». Para monseñor Cañizares -de quien se dice que se postula como candidato a sustituir a Rouco Varela al frente de la patronal de la Iglesia española, es decir de la Conferencia Episcopal- según afirma en su homilía, «a la Iglesia se la querría callada, muda, que se plegase a los poderes de este mundo, que no inquietase a estos mismos poderes». Resulta curiosa esta súbita preocupación por la «persecución, acoso y descalificación» que sufren los obispos por los actuales poderes públicos, es decir, por el PSOE y los medios de comunicación. Y digo curiosa porque no advertimos esta preocupación por las descalificaciones y los insultos más soeces a que fueron sometidos los obispos vascos, por ejemplo, por los poderes públicos del anterior Gobierno y sus medios de comunicación. ¿No se pretendía, entonces, tener «callada y muda» a la Iglesia vasca? ¿De qué «persecución, acoso y descalificación» nos habla, ahora, monseñor Cañizares? También el obispo de Mondoñedo, monseñor Gea Escolano, hizo publica una Carta Pastoral en la que acusa a los que quieren «amordazar a la Iglesia». Pero aquí no se trata de querer que la Iglesia permanezca muda y callada, «amordazada». Diga la Iglesia lo que estime oportuno con toda libertad. Con la misma libertad a la que tienen derecho a expresarse quienes no estén de acuerdo con las opiniones de los señores obispos. Siempre que se cuiden las formas en el lenguaje y se opine sin insultos ni improperios. ¿No dice monseñor Cañizares, en su sermón, que «los medios de comunicación, por su propia naturaleza, deberían estar al servicio del bien común y de las libertades»? Pues eso es lo que hacen, usar de su libertad. La Iglesia tiene sus dogmas y es lógico que los defienda, nadie puede ni debe pretender amordazarla. Pero en el mundo laico, los dogmas no existen. Sobre todo en el mundo liberal y democrático. En este caso, es el racionalismo, y nunca el dogmatismo, el que tiene que guiar nuestros pasos en el debate político. Algo que, por desgracia, se echa en falta.

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