LA VELETA
Deberes de Mariano
PUDIERA HABER cierta competencia por ver quién, en mayor medida, ejerce el liderazgo y mantiene la iniciativa en el nuevo curso político. Incluso pudiera observarse cierta impaciencia en los dos aspirantes a ese liderazgo e iniciativa, Zapatero y Rajoy, deseosos ambos de demostrar su valor valía y su capacidad de combate. Es una pelea que data ya de tiempo atrás, cuando ambos aspiraban a presidir el Gobierno. Rajoy iba con algunas cabezas de ventaja, pero se impuso Zapatero en los momentos finales de la carrera, el 11-14-M, y Rajoy no dudó en hablar de tongo, malas artes y ayudas ilegítimas. Rajoy se quedó con la lista de su gobierno no nacido en la cartera, y algún día la revelación de ese equipo será una extraordinaria primicia informativa. Mientras tanto, Rajoy pasaba un mal trago: en la recta final se le había evaporado la posibilidad de gobernar, y nadie sabe cuándo volverá a tener tal oportunidad. Y cuando vuelva a tenerla, deberá ser por méritos propios, y no del antecesor. Pero, volviendo a este curso a punto de inicio, Rajoy deberá demostrar, casi nada, que preside y dirige el partido que le dejó en herencia Aznar, ya parece que definitivamente desplazado y sin voz ni voto. Y ya lo tenemos en el ejercicio de tales funciones: designa a Manuel Fraga como candidato para un quinto mandato al frente del gobierno gallego, proclama que será él mismo, Rajoy, quien elabore la lista del comité ejecutivo, y sugiere que el PP podría abandonar su condición de fuerza en soledad en el congreso, acaso por alguna clase de entendimiento y acuerdo con los convergentes de Artur Mas o tal vez con los unionistas de Durán i Lleida. Ése es el programa de actividades, junto con ejercicio permanente y diario de la oposición, que viene a ser, para Rajoy y sus adláteres, la permanente obligación de proclamar que todo cuanto hace el Gobierno socialista es inaceptable. Es seguro que Rajoy deberá perfilar ambas cosas: su equipo y sus modos de oponerse. Las dos chirrían: mantener al equipo del fracaso parece temerario. Se lo están diciendo en el propio PP. Decir que todo lo que impulsa el Gobierno, y siempre, es un error o una degeneración si los ciudadanos no terminan de verlo de ese modo, conducirá a un desgaste insoportable. Tiene don Mariano un curso entretenido.