Los males del PP

LOS MALES del Partido Popular tienen que ver bastante con su incapacidad para desvincularse del condicionamiento de José María Aznar y su herencia. Dentro de un mes celebrarán su congreso, que debería haber sido el de la catarsis, el cambio sustancial, la sustitución de todos los dirigentes que han estado en la gran crisis y el olvido del propio Aznar y su política nefasta de los últimos años. Pero no van a ir las cosas por ese registro, según todos los indicios, e incluso amenaza el Congreso de los Diputados con ser una manifestación a la mayor gloria del propio José María Aznar. Yo no sé en qué idioma se lo diría para que me entendiesen. Creo que la derecha sociológica española se merece otro trato, se merece un partido regenerado y libre de la horrenda herencia de estos años. Lo sorprendente es que no haya un movimiento de resistencia y de regeneración en el seno mismo de la derecha española. ¿Es que piensan pasarse la vida defendiéndose numantinamente de unas acusaciones sobre las que es inútil que sigan negando su verdad y su fundamento? A Mariano Rajoy, tal vez el más inteligente del plantel, se le nota sin fuelle y sin fuerzas, no porque sea incapaz, que no lo es, sino porque se queda incapacitado por su propio empecinamiento y el de sus compañeros en persistir en el error y en la decisión de seguir copando los resortes decisivos del partido, en lugar de abrirlo a otros equipos, a otras personas que pudieran cambiarlo de arriba abajo y regenerarlo en la medida en que es estrictamente necesario. Corren además el riesgo de cerrar en falso la gran crisis y encontrarse dentro de unos meses en una situación tal de menesterosidad y de falta de credibilidad que desemboquen en un estallido cósmico. Ya sé que la derecha española es infinitamente menos exigente que la izquierda, como se ha demostrado muchas veces, pero pienso que todo tiene unos límites y que a lo mejor lo que van a hacer es rebasarlos con creces. Eso de que Ángel Acebes vaya a ser consagrado secretario general del partido me parece realmente superfuerte, lo mismo que Eduardo Zaplana en la portavocía parlamentaria. Seamos serios. En política también.