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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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AUNQUE aún faltan unos días para que se reanuden los trabajos de la comisión parlamentaria del 11-M, los partidos integrantes en la misma llevan tiempo debatiendo y determinando qué tipo de conclusiones se proponen llevar a la sesión en que deberán volverse a ver las caras tras las vacaciones de agosto, el siete de septiembre, y qué posición adoptará cada cual en ese encuentro: ¿Van a continuar las comparecencias, o no queda otra cosa que elaborar las conclusiones finales? Algunos insisten en que quisieran ver a Aznar sentado ante esa comisión y que explicara su visión personal de los hechos, en buena medida ya expuesta en su libro de Memorias de ocho años en la Moncloa , que tan abundantes ingresos le han supuesto este verano. Aznar admite en su libro que su Gobierno estaba pendiente esencialmente de lo que podía hacer ETA y acaso no prestaba la atención que merecía el islamismo fundamentalista. Es una tesis que no le gusta escuchar ni siquiera a quien fue su ministro del Interior, Ángel Acebes, quien llamó miserable a su sucesor, el ministro José Antonio Alonso, precisamente por haber dicho lo mismo que explicaba Aznar: que el Gobierno no previó suficientemente la posibilidad de que otra banda distinta a ETA pudiera cometer un atentado con 190 muertos. Pero este Aznar a quien quieren ver declarando todos los grupos, salvo PP y PSOE, ya no es el que era hace unos pocos meses, poderoso y hasta prepotente. Aznar, en este instante, sabe de su propia debilidad: la oposición lo desprecia y los suyos han dejado de prestarle la adhesión y credibilidad de antaño. Aunque insista en su disposición a comparecer, según dice Rajoy, agradecería mucho verse privado de ese trance. Si tiene algo más que contar, que es dudoso, ya lo relatará en su siguiente libro. Pero, en todo caso, sería improbable que repitiera la singular tesis de Acebes -para muchos una cortina de humo o una manera de embarullarlo todo algo más-, de que en la matanza de Atocha del 11-M cooperaron ETA y los fanáticos islamistas. Quiere el PSOE que no haya un derrotado claro en esta comisión, y preferiría que salga algo positivo: un nuevo acuerdo antiterrorista de todas las fuerzas unánimes contra el terrorismo internacional, manera de denominar a los islamistas fanáticos del conglomerado Al Qaida. Eso puede ser lo que, finalmente, salga de la comisión, si finalmente el PP asume que algún fallo, la imprevisión, sí pudo haberse cometido en su mandato. Pero es improbable que el PP se de ese golpe de pecho, por más que a su cargo estaba, en aquellas fechas, la garantía de seguridad personal de cada uno de los ciudadanos españoles. ¿Cómo van a aceptar Acebes, Aznar, el PP y su gobierno que les metieron un tremendo gol que tardaron meses en admitir como responsabilidad propia y causa suficiente de su derrota electoral? Acebes pudiera verse descabalgado, de repente, de su futuro político y de su futura condición de secretario general del PP para no seguir siendo comparado a Arias Navarro, que fue ascendido a jefe de Gobierno tras ser el ministro de la gobernación cuando ETA asesinó a Carrero Blanco.

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