Diario de León

EN EL FILO

El tripartito de Madrid

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EL GOBIERNO socialista tiene varias opciones para formar una mayoría parlamentaria, pero no todas son fáciles o, más bien, todas le van a resultar extremadamente caras. Se iniciaron las negociaciones sobre los Presupuestos Generales del Estado para el año 2005 entre el PSOE y ERC. IU y ERC son las siglas con las que Zapatero desearía llegar a un acuerdo presupuestario, extensible al nuevo curso político. Se imitaría así en el Parlamento el modelo tripartito del Gobierno catalán. Se trata de un Gobierno muy peculiar, pues si los tres partidos que lo forman coinciden en los planteamientos sociales de toda izquierda que se precie, cada uno de ellos intenta diferenciarse de los otros dos, y nada acentúa más las diferencias que las relaciones con Madrid. ERC defiende así, junto a las demandas de la Generalitat, sus propias reivindicaciones, igual que IU, y hasta igual que el PSC/PSOE, deseoso de rentabilizar en Cataluña sus 21 diputados en el Congreso. Hay algo que distancia al PSC de ERC, y viceversa, y a IU de ERC y del PSC: la lucha por el espacio electoral en Cataluña. Pero hay algo que los une sólidamente, y es que la alternativa a su alianza tripartita es el PP, aunque no a corto sino a medio o largo plazo, según se vaya desarrollando la legislatura. Aislado políticamente en el Congreso y el Senado, el PP es el factor que aglutina y seguirá aglutinando a fuerzas tan distintas como el jacobinismo más bien disimulado del PSOE y el independentismo franco de ERC. La negociación entre las partes del todo gobernante en Cataluña y en el Estado sólo se vería obstaculizada por el vicepresidente económico Pedro Solbes, teóricamente decidido a ir encuadrando los gastos sociales de las Arcas públicas en el déficit cero. Lo bueno de estas negociaciones sobre los presupuestos es que no van a extenderse a otros asuntos de mayor complejidad. En este terreno, la participación del PP no sólo es conveniente sino necesaria, pues contra la representación legislativa de los populares no prosperaría la menor reforma. Lo sabe el Gobierno tripartito de la Generalitat catalana, y aunque parezca ignorarlo el lendakari Ibarretxe, también lo sabe. De ahí que las apetencias reformistas de Maragall y del tandem Carod Rovira-Puigcercós se vean obligadas a tener muy en cuenta al redactar el nuevo Estatuto de Cataluña que el PP tiene, en el Congreso y en Senado, capacidad de veto. Esa realidad parlamentaria es un serio factor de estabilidad política, por mucha efervescencia centrífuga que se produzca.

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