LA VELETA
Hay que hacer algo
TRAS LA SUAVE desaceleración de la economía certificada por el Instituto Nacional de Estadística se unen ahora los malos datos de empleo y afiliación a la Seguridad Social en julio. De momento se ha roto la trayectoria descendente del paro aunque todavía es pronto para saber, como dice el refrán, si un mes hace verano. La oposición por boca de Zaplana se apunta a la tesis pesimista y el gobierno a la optimista. En esto los políticos sí son fieles a si mismos. Aunque no deben extraerse conclusiones dramáticas del aumento del desempleo el mes pasado, sí es posible sacar algunas ideas inquietantes. Algo comienza a ir mal en la economía española aunque sea todavía a pequeña escala. Si esta tendencia se acentúa y se consolida, las cosas se le pondrán feas a ZP y, desde luego, a los españoles. El incremento de parados en julio, el mayor desde 1984, refleja un hecho importante: El descenso de la actividad turística. En el pasado, ésta compensaba la caída de la demanda de mano de obra en la industria y en la construcción. Esa dinámica no se ha producido este año lo que muestra los problemas competitivos a los que empieza a enfrentarse el turístico español. Al mismo tiempo, la reducción del número de afiliados a la Seguridad Social sugiere una ralentización en la contratación. Quizá esta se deba a motivos estacionales pero quizá a la pérdida de confianza de los empresarios en el futuro económico inmediato. Ante esta situación, lo razonable es esperar y ver. En cualquier caso, el empleo cerrará 2004 peor que 2005. Las reformas del mercado de trabajo introducidas a mediados de los noventa del siglo pasado están agotadas. Gracias a ellas fue posible crear más empleo en los auges y no destruir menos en las fases bajas del ciclo. Sin embargo, España no será capaz de reducir su tasa de paro hasta la media europea, que es muy alta, o hasta la de la OCDE con el vigente marco de instituciones laborales. O el gobierno liberaliza más el marco laboral o la pérdida de puestos de trabajo se va a acelerar si se mantiene el previsible proceso de debilitamiento de la economía. Desde esta perspectiva, las cifras de crecimiento y de empleo conocidas estos días son avisos para navegantes, invitaciones para la acción.