EL BALCÓN DEL PUEBLO
Estreno de curso
BIENHALLADOS. Agosto, bien, gracias, pese a la gota fría que alargó su ira líquida hasta septiembre. Se frenó el domingo, quizá estrellando los ecos de sus truenos contra la Peña Loza de la campa de Rodiezmo, donde llora la memoria y el recuerdo, nunca el olvido. Rodiezmo es un pueblecito mínimo, pero ha logrado la grandeza en su campa. Por primera vez ha contado con la presencia de un presidente del Gobierno. La fecha la inmortalizó la junta vecinal en una placa conmemorativa. La cátedra de la ciudadanía, de la libertad, la aprovechó el presidente para dictar los apuntes que serán de obligado cumplimiento para aprobar el curso. Rodiezmo es pequeño, pero infinitamente más grande que una mesa de mármol blanco sobre la que se juega al dominó. En la campa de Rodiezmo ascienden las libertades hasta las cimas de las montañas próximas. Alrededor de la mesa de dominó la obsesión es levantar un cadalso para ahorcar al «seis doble». José Luis Rodríguez Zapatero, ante más de 35.000 personas, pronunció un discurso medido, ajustado, ilusionante. No repetiré sus esencias, ya ampliamente voceadas por todos los medios informativos. Todo lo que le escuchamos en la campa será lo que hoy le diga a Mariano Rajoy, al que recibe en la Moncloa. Quizá se guarde la ironía de la solidaridad: Rajoy aspira a la renovación del PP y como máximo ejemplo ha avalado a Fraga, que ya no está en la edad dorada, sino en las catacumbas, como candidato a la presidencia de la Xunta de Galicia. Hay mucha tela que cortar en nuestro país, pero también en la esfera internacional. No parece arreglarse nada en Irak. Y desde el balcón de la campa de Rodiezmo, ZP dictó los apuntes esenciales para el nuevo curso político. Tiene asignaturas muy destacadas. La primera es la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado que apadrina el Partido Socialista, y en paralelo, la organización territorial de España, que también se convertirá en punto clave de su getión. Lo más importante, a corto plazo, en el otoño que se avecina y ya toca el picaporte, es el congreso nacional del PP. Está por ver si Mariano Rajoy lidera la renovación, lleva al partido al centro, o acaba engulléndolo la vieja guardia de José María Aznar. A nivel provincial y local, se me antojan dos asuntos decisivos. Primero, cómo se va concretando el Plan Oeste en León anunciado por el Consejo de Ministros celebrado el día 23 de julio en nuestra ciudad. Ha llegado el tiempo de pasar de las palabras a los hechos. Y segundo: también está por ver si la Unión del Pueblo Leonés es capaz de aguantar las presiones y tentaciones de romper el pacto en el Ayuntamiento de León. A estas alturas hay un sector de la UPL que tiene claro que no sólo está en juego la supervivencia del pacto, sino de la propia UPL. Si rompe el pacto sin tener argumento político fundamental, simplemente por sucumbir a esas presiones o por intereses particulares, la UPL, tras la huida de su padre natural, José María Rodríguez de Francisco, no sólo quedará huérfana, sino desprestigiada. Y, además, con un montón de votos leonesistas disponibles para otros partidos. Lo dicho: bienhallados.