León en tres dimensiones

EL DINERO es cobarde. Siempre. Ebro Puleva acaba de demostrarlo, suspendiendo sine die las inversiones en su fábrica azucarera de La Bañeza. Nada más contemplar los nubarrones que sombrean al Órbigo, se enfunda en su caparazón. Tiembla por dentro, pero exhibe con prepotencia sus defensas, igual que los erizos. Ebro Puleva supone que sufre agresión, al rebajarle la cuota de azúcar en 30.000 toneladas, lijarle sus expectativas y privilegios la OMC con su reforma y poner sobre la mesa, también, lo que no es más que una nube gris de finales de verano: la ofuscación del comisario Fischler. A este mandatario europeo ya no le queda recorrido para imponer su política. Dicho en términos de jerga: ni siquiera dos telediarios. A León tampoco le queda paciencia para soportar la aniquilación absoluta del sector remolachero en la provincia. Fue el cultivo social por excelencia. Ahora lo quieren someter a la degradación de la miseria. ¿No fue sufiente el empobrecimiento gradual, echando la llave de los cierres a las fábricas azucareras de Santa Elvira (León) y de Veguellina de Órbigo? Aunque otras han caido en la periferia de la Comunidad, no creo que esta particular teoría del caos que ampara Ebro Puleva acabe por derribar también a la fábrica de La Bañeza. En la reordenación del sector remolachero no hemos contado con buenos fiscales agrarios. Quizá a Castilla y León le esté pasando lo mismo, según se deduce entre líneas de lo tratado en el Congreso sobre siniestralidad del CGPJ y del Consejo General de Graduados Sociales. El ministro, con guante de seda, dio un tirón de orejas a la Junta: si no cuenta con más competencias estatutarias en Justicia, es por no negociarlo, ni pedirlo, ni quererlo. La voz atiplada de García Prada solicitando más jueces, alguna nueva sección o un centro jurisdiccional más, fue el único tono con eco. En síntesis, el ministro Aguilar vino a rotundizar: Hagan ustedes los deberes; estamos deseando rubricar las transferencias en materia de Justicia. Muy al contario que los obispos. Han salido todos en tromba, como Zarra cuando metió el gol a Inglaterra, cantado por Matías Prats, maestro de la Radio y del periodismo, al que ayer enterraron en su localidad cordobesa. Imitando a sus colegas, los dos que ejercen en las diócesis leonesas, han elevado sus voces en los últimos días: Camilo Lorenzo, prelado de Astorga, y Julián López, de León. El responsable de la curia maragata se despachó en la capitalidad berciana: no al aborto, a la liberación de la mujer, al matrimonio homosexual. Es la decadencia. El de León, durante la presentación de la Semana Pastoral, visionó una hostilidad plena del Gobierno al paralizar la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza. Los prelados no tuercen sus báculos y mitras. No están confusos. Ni siquiera porque en la ponencia congresual del PP se va a borrar del mapa cualquier referencia al cristianismo. En otros partidos hace ya mucho tiempo que son testimoniales. Por ejemplo: ayer se depositaron en el Panteón de Personajes Ilustres las cenizas de Gorzón Ordás. Fue un acto laico, republicano y gozoso. No me consta, por el contrario, si hubo hisopazo en la inauguración del CTR de San Román.