Deprimidos

DEPRESIÓN y desorientación. Creo que eso son los dos sentimientos que están marcando a los inversores en estos últimos tiempos. Y la verdad es que es comprensible. Además de los datos hay varias circunstancias que están influyendo en el ánimo de los inversores. El precio del petróleo no acaba de ceder, apenas algunas jornadas lo vemos bajar algo. Y nada en el horizonte hace pensar en un cambio sustancial. La situación en Oriente Próximo no sólo no mejora sino que se enquista más. Qué decir de Iraq. Los actos terroristas y las incursiones del Ejército de Estados Unidos se suceden y la tensión no ceja. Entramos en las últimas semanas de la campaña para las presidenciales norteamericanas. Además, pesan en el ánimo los aniversarios de las tragedias del 11-S y del 11-M y, cómo no, los estragos de los huracanes. Hay miedo a que el Iván afecte al suministro de petróleo desde México. Es un cóctel que difícilmente se puede tragar sin temblar. Los expertos, como casi siempre en situaciones complejas, aconsejan invertir en valores defensivos o que ofrezcan una buena remuneración por dividendo. Ahora mismo nadie da un duro por que la bolsa de aquí a final de año ofrezca beneficios sustanciosos. En todo caso, la semana para el Ibex ha dejado un saldo plano, con volúmenes escasos que reflejan claramente la falta de guía y de ideas. Lo recuperado un día se pierde al siguiente. En nuestro país, falta confianza. Que se pierda o no definitivamente va a depender de los datos y decisiones de las próximas semanas. Muy importante será el presupuesto.