Diario de León
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JOSÉ CAVERO
León

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UNA VEZ que la vicepresidenta De la Vega ha anunciado que en enero dan comienzo los trabajos de reforma constitucional, se abre el turno a las correspondientes tareas: ¿Por dónde se empieza? Las reformas constitucionales anunciadas por Rodríguez Zapatero en el discurso de investidura presidencial son cuatro: reforma del Senado, incorporación de los nombres de las Comunidades Autónomas al texto de la «ley de leyes», modificación de la cuestión de sucesión a la Corona y mención de la Constitución Europea. Los expertos en Derecho constitucional consideran que, de antemano, hay «dos cuestiones sencillas» y otras dos que pueden resultar complejas. Es sencillo determinar la futura sucesión a la Corona sin discriminación por razón del sexo, o asumir la Constitución Europea. Puede resultar mucho más complicado reformar el Senado e incluso incorporar los nombres de las Comunidades. Empezando por esta última cuestión, no es improbable que se desee esperar a que se proceda a la revisión de los correspondientes estatutos de autonomía, en los que los correspondientes parlamentos regionales introducirán eventuales cambios a su propio nombre. Esos serían los nombres que, a su vez, asumiría posteriormente la Constitución del futuro. Se puede complicar la cuestión si esos estatutos revisados y «puestos al día» chocaran, en algún grado, con el texto mismo de la Constitución vigente en competencias y atribuciones. De parecida manera pudiera acontecer con el Senado: no se sabe bien qué dimensiones o trascendencia efectiva tendrá esta anunciada y prevista reforma de la Cámara de representación territorial. Luego queda la cuestión de si las reformas que se introduzcan precisarán o no la correspondiente consulta popular. Si se trata de «reformas sencillas», sería suficiente el rango de «ley orgánica» para cuya aprobación sería suficiente un quórum afirmativo de tres quintos de la cámara legislativa. Si la reforma es «más seria», por su trascendencia, se requerirá una consulta popular o referéndum que forzará, previamente, a la disolución de las cámaras parlamentarias y cierre anticipado de la legislatura. No se excluye que las reformas se vayan efectuando por partes, y de lo más sencillo a lo más complejo. La que más prisa tiene es la modificación de la cuestión de la sucesión a la Corona. La Princesa Letizia pudiera quedar embarazada en cualquier momento y no es cuestión de arriesgarse ante la incertidumbre del sexo del futuro hijo de los Príncipes de Asturias. A la inclusión de la mención de la Constitución Europea habrá que esperar al resultado del correspondiente referéndum, anunciado para febrero.

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