Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

11-M: un gran enredo

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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TANTO ruido para que ahora se abra un largo paréntesis de silencios. Los silencios mejoran, muchas veces, al griterío. La dirección de la UPL recibió, con acuse de recibo ciudadano, la carta remitida por el grupo popular de concejales en el Ayuntamiento de León. Y, como de repente, parece que el globo se ha desinflado. De momento, ni habrá negociación, ni van a hablar, ni nada de nada. Los leonesistas han prorrogado los encuentros -si es que llegan a producirse- hasta conocer los números de los Presupuestos Generales del Estado. Lo que Juan Vicente Herrera y Alfonso Fernández Mañueco, con el apoyo de Mario Amilivia como ayudante de cocina, creían tener bien guisado, resulta que se les ha quemado. Este otoño, como voceaba el clan del ladrillo y del cemento, no habrá cambio en el sillón municipal. Los dirigentes del PP leonés bastante tienen con posicionarse ante el próximo Congreso Nacional, que tendrá escenificación en el estreno de octubre y concluirá en vísperas de San Froilán. La gaviota azul no acaba de encontrar la corriente de aire favorable para posarse cón éxito en los nidos del país. Se confirman fuertes discrepancias en el PP por causa de la estrategia diseñada por los tres legionarios: Ángel Acebes, Eduardo Zaplana y Michavila. Ha sido tan perversa, que han llevado a José Mª Aznar a declarar ante la Comisión de Investigación del 11-M. Su actitud chulesca, prepotente y de arrogancia política sin límites, ha determinado que Aznar pase por dicho trance. Ni lo quería ni lo deseaba el PSOE. Ahora, tanto Mariano Rajoy como el resto de sus leales, están que trinan. En vísperas del Congreso Nacional, el protagonismo absoluto lo tendrá Aznar. Es una amenaza en toda regla que puede llevar a Rajoy a un ocaso político rápido. Algo así como si el sol de Arousa se escondiera antes de tiempo entre los eucalíptos. Agarrándose a la nada, los populares formalizaron ayer la petición de que también comparezca el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Al día de hoy -y lo que te rondaré, morena, de aquí a la festividad de San Froilán- siguen las maniobras intoxicadoras desde los medios controlados por la derecha, perfectamente coordinados por los «aznaroides» que siguen en la cúpula popular. Según estos medios, las víctimas del 11-M no fueron los doscientos muertos, ni los centenares de heridos, ni los miles de familiares afectados, sino el PP. También, según ellos, en el atentado del 11-M, además de los bárbaros que lo ejecutaron, estaban implicados confidentes, guardia civil, policías, servicios de inteligencia, marroquíes, Eta, cómplices socialistas y -¡oh, qué lapsus!- hasta el Dalai Lama. No se les ocurrió mezclarle de milagro. Es decir: según la dirección del PP todo el mundo sabía que el terrorismo islamista iba a cometer un atentado en España. Todos, a excepción del inquilino de La Moncloa, Aznar, y de su ministro de Interior, Ángel Acebes. No les sirvió de preaviso la masacre de Casablanca. No llego a entender ni saber a dónde quiere llegar el PP con semejante enredo. Lo que sí tengo claro es que por ese camino florecen todas las rosas y Mariano Rajoy acabará encorvado con tanto lastre sobre su chepa.

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