Estatuto desde un autobús

ATENCIÓN, que esto se mueve. Aunque el Gobierno no ha dado orden de salida de la reforma constitucional, se ha empezado a trabajar sobre textos de reforma del Estatuto de Cataluña. Se hizo con poquísima publicidad y con escasa, casi nula, repercusión en los medios. Es decir, de forma casi clandestina en la ponencia constituida en el Parlament. Para su información, les cuento quién presentó los primeros papeles. Ha sido un órgano consultivo que se llama Instituto de Estudios Autonómicos. Contenía estas tres aspiraciones: 1) Relaciones bilaterales Cataluña-España. 2) Derecho a participar directamente en las instituciones europeas. Y 3) Las relaciones con la Europa serán las que decida este Estatut. No hubo ningún acuerdo en ninguno de los tres puntos. Un testigo me informa que Esquerra se mostró más moderada que Convergencia. Se fijó la siguiente reunión con papeles para el próximo jueves. No es un detalle menor recordar quién llevó los primeros papeles, porque usted y yo pensábamos que los partidos presentarían un proyecto. O que el tripartito tendría un texto para someter a discusión. ¡Gran error! No hay nada que se le parezca. Maragall, Mas, Carod, Saura y otros líderes dicen hermosos discursos sobre autogobierno. Se muestran reivindicativos sobre la financiación. Montan broncas por el idioma. Aseguran su propósito de que Cataluña sea considerada nación. Incluso le plantean la autodeterminación a Zapatero. Pero todo eso no figura, para nada, en un texto articulado. Parece que el único que sabe lo que quiere es Carod. El resto todavía no ha puesto en orden sus proyectos. Y a falta de iniciativas, se está haciendo un curioso experimento: se busca la inspiración de la sociedad civil. Cualquier catalán con una idea tiene tantas posibilidades de convertirla en ley como el Honorable President. Para ello, la Consellería que dirige Carles Saura desplaza por las cuatro provincias un autobús llamado «Festatut», que es como un buzón rodante que recoge las sugerencias del pueblo. ¿Democrático? No puede ser más. Pasará a la historia como la mayor iniciativa popular que se recuerda. ¿Utópico? Bueno, responde al principio de que cada ciudadano lleva en su cabeza un presidente del gobierno. ¿Y eficaz? Creo que se ha descubierto el mejor sistema para no cambiar el Estatuto. Me decía el citado testigo que, al ritmo que empieza a ir la reforma, con su cosecha de ideas por los pueblos, la falta de esquema y la ausencia de acuerdo, Cataluña tendrá Estatuto allá por el año 2.020. Por todo ello, y vista la agresividad del PP ante esta materia, tengo ganas de decirles: señores de la derecha, tienen ustedes razón; la patria está en peligro. Pero no antes de quince años.