Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

Entre crisis y bisagras

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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LO VOCEABA ayer desde este balcón: Se ha abierto una crisis aguda entre Mariano Rajoy y la dirección del grupo parlamentario, a raiz de los enredos que se han fabricado, torpes y numantizados, y que han acabado llevando al ex-presidente José Mª Aznar ante la Comisión de Investigación del 11-M. La imagen de Aznar será la del PP en las próximas semanas. Justo cuando menos la necesita Mariano Rajoy, quien desea un soplo de aire más fresco y limpio en su partido. Si a nivel nacional, tal vez por los ardores que genera la cita congresual, la crisis es evidente, en Galicia ya han saltado todas las alarmas. Galicia es patria de la gaviota azul. No ha borrado su color ni el chapapote negro del Prestige. Sin embargo, la decisión de presentar por quinta vez a la presidencia de la Xunta a Manuel Fraga, lejos de cerrar las disensiones, ha agrandado la división. Los partidarios de Cuiña, como en una plataforma mejillonera, siguen agrupados. Y no tragan. Como refrendaba ayer este periódico, han unido sus voces al coro del enfrentamiento con la dirección del PP gallego, algunas tan roncas como la de José Luis Baltar, presidente de la Diputación de Ourense y gran controlador azul en esa provincia. La crisis engorda cada día y amenaza con estallar con suma virulencia en cualquier momento. En política, todo lo que no se resuelve y esconde, acaba saliendo por la puerta, por la ventana o por la gatera. Jamás debe encasillarse en el desván de los «efectos olvidados». ¿Por dónde saldrá el regate en «zig-zag» de la UPL?. Hoy celebran los leonesistas su convención de cargos públicos, a la que deberán acudir no menos de dos centenares. Estudiarán la situación del partido. Es el primer acto institucional desde el Congreso de Astorga. O dicho de otra manera: desde el autodespido de su padre fundador, José Mª Rodríguez de Francisco. Efectivamente, es un acto muy importante: además de afrontar el nuevo curso político estrenando nueva dirección, la UPL se enfrenta a la necesidad imperiosa de ser o no ser. Es decir: si es capaz de definir un proyecto político con fines y estrategia propios a largo plazo, o por el contrario, cae en la tentación de ser un partido bisagra, guiado a corto plazo, por los intereses de los dirigentes y cargos públicos. La precisión se me antoja como crucial. Ya se sabe cómo han acabado en toda España los partidos bisagra: desapareciendo. Hagan un revival de memoria política y recuérdese el caso del CDS, implantado hasta los tuétanos en Castilla y León. Desapareció tras lograr dos Consejerías y la presidencia de las Cortes de Fuensaldaña, con José Mª Aznar de titular de la Junta. O más cercano aún: los proyectos de partidos bisagra concebidos por Pedro Vizcay o José Luis Díaz Villarig en León no llegaron a nada. Fueron fracasos sonoros. Hoy puede ser un día clave para la UPL. Para su futuro. En los asistentes a la convención está la respuesta. No es el caso de los cofrades que hoy investirán a Pablo San José como Abad. La unanimidad la elevan a la condición de dignidad. A Pablo San José se le olvidan pocas cosas. Yo diría que ninguna: ni siquiera los dos mazapanes y tres botellas de mistela para las Clarisas, esas monjitas que son las mejores intemediarias entre lo divino y lo humano.

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