Canto para el elogio

TENGO un amigo, hijo de un dios menor, que a veces no responde cuando le doy las buenas tardes o noches. Por la mañana no le veo nunca. Cuando le pregunto si está enfadado conmigo, me replica: No, no; es que no tengo por costumbre contestar. Yo no soy hijo de un dios menor y tampoco tengo por costumbre elogiar las nuevas buenas del poder. Sin embargo, hoy quiero hacerlo, porque es de justicia. Hay que felicitar a la Junta de Castilla y León por llevar a buen destino las obras del Parque Tecnológico de León, que estarán rematadas en breve plazo de tiempo, quizá en tres meses. Dos empresas ya han anunciado su ubicación: Syva y Bioges Starters. Otras seguirán su ejemplo, lo que supondrá para León un nuevo impulso para el desarrollo industrial y científico. Aunque la Junta inicialmente se resistía a construir un parque tecnológico en León y nos quería vender un híbrido de parque empresarial, finalmente aceptó el reto. Es para felicitar a la Junta y felicitarnos todos. También porque las obras del Musac están prácticamente concluidas. Visto desde fuera es un edificio espléndido, de luz, cristal y color. Un gran contenedor de no sabémos qué. Ahora ya es urgente que alguien lo defina: Qué colecciones va tener de exposiciones permanentes y en qué circuitos de arte itinerante va a viajar. Pero, ni aún por eso, debemos escatimar el elogio a la Junta por la obra realizada. Tampoco soy hijo de un dios menor al atreverme a entrar, aunque sea por la gatera, en la gran política. Estados Unidos ha sido el territorio en que ha vuelto a ponerse en evidencia el abismo ideológico que divide, cada vez más, al mundo occidental. El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en plena sintonía con Kofi Annan, secretario general de la ONU, hizo en la Asamblea General unas propuestas pacíficas y constructivas, a favor del diálogo entre civilizaciones, de la vigencia del Derecho Internacional, contra las guerras preventivas y el unilateralismo. Algunos las han tachado de ingenuas. Yo creo que fueron, simplemente, sensatas. Porque lo que se me antoja totalmente insensato es que el presidente norteamericano, George W. Bush, voceara que la situación en Irak iba bien y, además, con tendencia a mejorar. Todo puede superarse. Lo hizo el ex-presidente del Gobierno español, José Mª Aznar, en su estreno como profesor asociado de la Universidad Georgetown de Washington. Insensato o inclasificable. Anunció que la lucha contra el terrorismo de Al Qaida era la continuación de ocho siglos de lucha española contra los moros. Bueno, bueno: primero nos dijo en la reunión de las Azores que iba a la guerra porque Irak contaba con armas de destrucción masiva; después que Sadam Huseín era el incubador del gran nido terrorista que dirigía Bin Laden; más adelante, que el único objetivo era implantar la democracia, pese a los muertos. Lo que yo no podía suponer es que acudiría a un recurso de saltimbanqui intelectual: que la guerra fue la continuidad de la Reconquista y él mismo era casi el primogénito de El Cid. En la próxima explicación que dé a sus alumnos se disfrazará de Capitán Trueno.