Contar inmigrantes

LOS IMPERIOS son imposibles sin leyes, por eso los imperios no se formaron hasta que no apareció la escritura, y las sociedades no se pueden gobernar sin saber cuántos la componen, por eso los romanos inventaron el padrón. Seguro que un estadístico profesional como Joaquín Leguina lo diría con mayor aseo y ciencia, pero aunque sea de manera burda se entiende la necesidad de conocer lo cuantitativo para mejorar lo cualitativo. En la inmensa China dicen que entre cincuenta y ochenta millones de chinos no aparecen en las estadísticas, y no porque hayan venido a España a poner un restaurante, sino porque la prohibición de parir niñas provoca ocultamientos, o sea, que puede haber cincuenta millones de chinas ocultas que, cuando lleguen a la edad fértil parirán más chinos que seguirán ocultos al padrón. Comienza a ser inquietante la falta de fiabilidad de los datos sobre los inmigrantes. Unos días son quinientos mil sin controlar; al otro, ascienden a setecientos mil, y, la última declaración del presidente del Gobierno los sube a ochocientos mil.Hablamos de doscientas mil personas arriba, doscientas mil personas abajo, como si fuera un detalle sin importancia, pero Pamplona no llega a tener 200.000 habitantes, y no creo que fuera lo mismo que Pamplona existiera o no existiera. Me cuentan mis amigos médicos que hay inmigrantes flotantes que vienen, se operan de lo suyo, dado nuestro generoso y deficitario sistema de salud pública, y se marchan. ¿Cuántos son? No lo sabemos. Es imposible gobernar una sociedad si no se sabe cuántos miembros habitan en ella. Y muy peligroso.