El carril de Rajoy

DEBERÍA ser sorprendente que sólo uno de los tres mil compromisarios del congreso del PP haya presentado una enmienda de crítica a la participación de aquel Gobierno en la guerra de Irak. Una enmienda que no tiene ninguna posibilidad de prosperar, pues se encontraría con el voto unánime en contra de todos los demás. Lo mismo que sucedió en el Parlamento, cuando la famosa votación de los 183 diputados del PP a favor de la guerra, frente al voto en contra de todos los demás partidos. No sé si es que no se dan cuenta de que lo de Irak es el motivo fundamental, aunque no el único, de las grandes desgracias que aquejan al PP, la principal de las cuales fue la derrota electoral. Así es que nadie se arrepiente o nadie, excepto esa meritoria persona, está dispuesto a reconocer lo que hicieron rematadamente mal. Por otro lado, la crisis del PP gallego no encontró el lunes ningún desenlace seguramente porque el arreglo es imposible y piensan que es mejor dejar pasar el XV Congreso con el señuelo de que luego habrá una solución positiva. Pero eso va a impedir que el Congreso se vea contaminado por la crisis, ya que es lo bastante grave y en el territorio clave del PP, como para que el tema pase sin dejar su huella. Ya dije alguna vez, y repito ahora, que este XV Congreso era la oportunidad para que el PP hiciera algo semejante a lo que hizo el PSOE en julio de 2.000, poner un punto y aparte con los avatares del partido en los años anteriores y buscar una renovación y un liderazgo parecidos a los protagonizados por Zapatero. Rajoy es el líder nombrado por el desfalleciente Aznar y no ha sabido, o no ha querido, o no ha podido salirse de ese carril.