AQUÍ Y AHORA
El topo de la Iglesia
PEDRO JUAN Viladrich, catedrático de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del Estado, ha publicado en Época un artículo bajo un titular poco periodístico: «¿Por qué no se lo piensa dos veces, señor presidente?» Bajo la forma epistolar, el profesor Viladrich se refiere a la pretensión del Gobierno de otorgar la consideración jurídica de matrimonio civil a las uniones sentimentales entre homosexuales. Su tesis es que, con esta reforma legislativa se va a producir un terremoto en todo el Derecho de familia, va a desestructurar el parentesco de naturaleza y minará los fundamentos del tabú del incesto, con lo cual la institución jurídica del matrimonio civil recibirá un durísimo golpe. Yo no sabría escribirlo mejor: «Si cierta seriedad no me lo estuviera impidiendo, dejaría volar mi sospecha acerca de si usted, señor presidente, no es uno de los mejores topos que ha tenido la Iglesia católica en los últimos tiempos. No sé qué capacidad de reacción tendrán su jerarquía y los católicos. Pero con semejante haraquiri del matrimonio civil, menuda ocasión les brinda para hacer brillar ante toda la sociedad el esplendor, la identidad, las sólidas exigencias y responsabilidades, la verdad conyugal, en suma, el honor del matrimonio canónico: aquella comunión íntima de amor y de vida entre un hombre y una mujer, que por sí mismos fundan, mediante su exclusivo consentimiento manifestado ante Dios y ante los hombres. Si yo fuera la Iglesia, le daría en secreto las gracias». El Gobierno no va a dar a las uniones homosexuales el rango del matrimonio civil; va a dar al matrimonio civil el rango de las uniones homosexuales.