Diario de León
Publicado por
LUIS DEL VAL
León

Creado:

Actualizado:

ESTOS DÍAS, por esa rara casualidad que casi parece no serlo, se vuelve a hablar de individuos condenados en su día por asuntos de dinero. Fueron condenados por malversar dinero público o privado, y coinciden no sólo en eso, sino en que el dinero usurpado se ha desvanecido. Y no hablamos de pequeñas cantidades, sino de sumas considerables que no se pueden esconder en el forro de un abrigo. ¿Dónde está el dinero?. ¿Es imposible seguir su pista? A mí me parece observar una gran desgana en la pesquisa monetaria, tal que si capturado el delincuente no importara el encuentro del botín, o fuera éste algo secundario, de menor consideración. Asimismo, sorprende que, al afrontar las indemnizaciones exigidas por el juez, sea frecuente declararse insolvente, y que se prefiera pasar más días en la cárcel que devolver el dinero. No sé si me fascina más esta obcecada preservación de lo defraudado, esta defensa del tesoro usurpado, que la facilidad con que el dinero desaparece por las rendijas de cuentas corrientes cifradas, sociedades interpuestas y otros malabarismos financieros. Todo por la pasta, incluso la cárcel, cualquier cosa antes de restituir, de satisfacer, de renunciar a la riqueza producto de la malversación. Decía Émile Herzog que: «La vida es un juego del que nadie puede retirarse en un momento llevándose las ganancias». No se refería al dinero, pero parece que l as ganancias ilícitas, tientan a retirarse de la vida, aunque el retiro sea la cárcel, siempre y cuando queden a salvo las ganancias. Y ése dinero desaparecido se convierte en la justificación de la inocencia que no contemplaron los jueces y en el misterio del dinero evaporado.

tracking