Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS

El Suresnes de Ponferrada

Publicado por
MANUEL FÉLIX
León

Creado:

Actualizado:

EN EL PSOE de Ponferrada andan eufóricos porque ya huelen el poder, aunque con las palabras medidas al milímetro para no ahondar en viejas heridas y arporizar sensibilidades entre los suyos. Dicen que lo del pasado sábado -lo de la elección de la nueva ejecutiva local, después de dos años a la deriva en un barco sin timón, del que echaron por la borda sin preguntar al secretario local Pedro Fernández-, es como el Suresnes francés, donde los hombres de la pana sentaron la bases para llegar a dirigir de nuevo el Ayuntamiento de Ponferrada, y de paso segar más votos para el gobierno de la Diputación. Dicen que en la capital berciana, el Partido Popular ha llegado a la cima de la elipse de las simpatías y se tambalean ya las fundadas posibilidades de gobernar, emprendiendo el viaje de descenso hacia los bancos de la oposición. Y los del PSOE están convencidos de que ya huele a carnaza de debilidad popular, popular de Partido Popular. Es curioso ver ahora a los socialistas irreconciliables besándose y de la mano. Aún recuerdo alguna de esas conversaciones de intoxicación político-periodística de dos de los próceres del socialismo ponferradino, hablando pestes de sus hermanos de partido. Ahora, no. Huelen poder, y muy próximo. Y cuando eso ocurre parece que las neuromas, las feromonas, los estrógenos y toda esa bioquímica del ser humano se confabula en bioritmos como la emotividad de los enamorados; Que dura, lo que dura la orótica del poder. Wenceslao Orallo, el nuevo secretario local del PSOE, parece, como Rodríguez Zapatero, el hombre del «cambio tranquilo». Lo de Suresnes es figurativo, puesto que ahora las cosas han cambiado. De aquella no tenían tropecientos militantes, ni tampoco tres trillones de cargos públicos como ahora, y mandando desde la Moncloa uno con querencias leonesas. Y cuando se respira este aroma dulce en las filas del PSOE de Ponferrada, en el PP se han subido al barco sin timón ni quilla que dicen dejar ahora los socialistas. Unas elecciones las gana un partido unido. Eso lo saben hasta las lagartijas que se ponen al sol para calentarse. Y en el Partido Popular siguen con la refriega aunque hayan logrado salir airosos para elegir una lista congresual. Pecata minuta. Como no se anden listos, al alcalde Carlos López Riesco lo veo en el año 2007 en los bancos tristes de la oposición, y a Fátima López Placer pidiendo a la puerta de una iglesia, o quizá pasando el cepillo de la limosna eclesial. No se enteran, y en las filas del Partido Socialista se están frotando las manos. Los subidos al machito del poder sufren por ley natural, por higiene democrática, lo mismo que ocurre en algunas empresas familiares o en el seno de una familia rica venida a menos. Pasan altibajos. Un padre amasa una fortuna para que vengan sus hijos a derrocharla. Un alcalde, -Ismael Álvarez, sin ir más lejos-, amasó una riqueza popular que le fue infranqueable al PSOE hasta lo del ciclón Nevenka, y ahora a Riesco, aquel fiel vasallo-gestor, hay quien, (incluso de los suyos), lo sitúa en el otoño político. Al Partido Popular de Ponferrada le hace falta un Suresnes.

tracking