Cuadro de familia

LA REUNIÓN preparatoria de la Conferencia de Presidentes Autonómicos, que se celebrará mañana en el Senado, terminó ayer «sin consenso y sin disenso», en expresión claramente opt imista del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla. El optimismo se apoya en que la Conferencia va a celebrarse, y con la asistencia de los presidentes regionales del PP, como Rajoy había garantizado a Zapatero, pero sin que se viera la menor aproximación entre los dos partidos mayoritarios, distanciados «populares» y socialistas en lo accesorio y parte de lo fundamental. Para el PP, lo fundamental era que el Gobierno desvelara su modelo territorial del Estado, como si no supiera que Zapatero pretende que ese modelo sea el fruto de un amplio y trabajado consenso político. De ahí que, finalizada la reunión, el PP anunciase que sí, que sus presidentes autonómicos acudirán el jueves a la Conferencia, pero no sin presentar una declaración institucional sobre la definición del modelo de organización territorial del Estado que su partido propugna. Se reafirma lógicamente el PP en la defensa de la Constitución y del Estado Autonómico, así como de la integridad territorial del país, lo que no parece que vaya a entorpecer las reformas que plantea Cataluña, pues ya sabe el «president» Maragall que Zapatero instala el dique de la Constitución ante cualquier riada de ambiciones nacionalistas. Ante el tesón con que el PP exigía que Zapatero mostrase su modelo de Estado, el PSOE trataba de diluir la desconfianza que esta Conferencia de Presidentes venía produciendo a los «populares», de los que sospechaba posibles actitudes obstruccionistas. Pero de momento, obstruccionismo no se observa, aunque sí cierta rigidez en los planteamientos del PP, como por otra parte es lógico, dado el apresuramiento con que la Conferencia se ha convocado. El sector «popular» hubiera deseado, sobre asuntos tan complejos como la financiación de la Sanidad, documentos más detallados y hasta un aplazamiento hasta diciembre de la Conferencia para el estudio de la deseable documentación. No parece, sin embargo, que a esta instancia de presidentes autonómicos desee convertirla el Gobierno socialista en órgano de soluciones, aunque sí de propuestas adoptadas por consenso. Sería un instrumento importante, junto al Senado reformado, para mejorar el funcionamiento del Estado autonómico y mantener entre las comunidades una comunicación transversal y constante. Porque no se trata sólo de formar el cuadro de familia, sino de escenificar la complejidad de un entramado autonómico, decidido a airear los desequilibrios Norte/Sur y Este/Oeste que le afectan con la intención colectiva de resolverlos.