EL RINCÓN
Roldán tiene envidia
CREE EL ladrón que todos son de su condición, pero se equivoca: entre los ladrones se dan múltiples variantes, aunque pertenezcan al mismo linaje. Haría falta un avezado entomólogo para que profundizara en su clasificación, trasladando algunas de sus características. ¿Cómo va a ser lo mismo cualquier caco, el Caco Bonifacio, pongamos por caso, que Arsenio Lupin o Rafles?. Tampoco se puede comparar al ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán con el secretario de Estado de la Seguridad Rafael Vera. Todavía hay clases y hay cifras. La insinuación de Alfonso Guerra de que algunos jueces que condenaron a Vera podrían haber incurrido en lo mismo que reprobaron, ha animado mucho a Roldán, pero al mismo tiempo le ha convertido en un envidioso. ¡Qué lástima!. Ese feo pecado nunca fue suyo. A él le gustaba cambiar las cosas de sitio, pero jamás sintió pesar por el bien ajeno. La envidia es el único pecado que acarrea la penitencia. En la vida siempre puede uno encontrarse con alguien que le supere y Roldán debía prever que pueda existir algún colega que sea más guapo que él, que tenga más pelo y que robe mejor. «El Relojero» enviará puntualmente una carta al ex presidente Felipe González y a los ex ministros Barrionuevo y Corcuera pidiéndoles que, al igual que han hecho con su aventajado compañero, pidan también el indulto para él. ¿Qué más les da?. El ex jefe de la Benemérita también fue condenado por un delito de malversación de caudales públicos y eso debe unir mucho. ¿Por qué un trato tan desigual?. La movilización a favor de Vera ha sido inmediata, ya que urge que esté callado, y él lleva nueve años en el trullo, en calidad de mediopensionista, y nadie ha acudido en su defensa.La desigualdad de los destinos humanos fomenta la envidia. Roldán puede seguir pudriéndose en la cárcel y el otro putrefacto puede continuar en la calle. Uno ha dicho todo lo que tenía que decir y el otro calla. No importa que se llevara lo que no era suyo, lo que importa es que no diga esta boca es mía.