EL RINCÓN
Conversación de sobremesa
TODOS los comensales estábamos de acuerdo al menos en una cosa: que en el mundo no puede haber paz mientras un tercio de la humanidad no coma. -¿Cómo se puede vivir con un dólar al día?, dijo nuestro anfitrión. Luego explicó que el hambre hace peor a cualquier persona, aniquilando sus buenos sentimientos. Los mendigos, por ejemplo, no pueden ser dadivosos. ¿Cuántas vocaciones de mecenas se habrán frustrado porque quienes tenían ese impulso eran unos menesterosos? En ese momento alguien dijo que no había conocido jamás a un verdadero mecenas, ya que todo mecenazgo encubre a un buen inversor. Otro, para demostrar la extensión de su cultura, citó una frase de Clemente XIV que en vida protegió las artes. Parece que al que algunos consideraron vicario de Cristo le gustaba repetir cierto aforismo de su invención: «dar ostentosamente es peor que no dar». -¿Cómo va a ser peor?, siempre es mejor dar algo que no dar nada, por presuntuoso que sea el donante. Otro comensal, de acuerdo con lo que había expresado el anterior, se atrevió a decir que el Papa Clemente XIV debía de ser un poco cretino, como su homónimo del Palmar de Troya. La evidente falta de respeto fue reprendida por la persona que estaba a su lado, que confesó que era católico practicante y no podía consentir ciertas cosas. Estábamos en un restaurante de cocina creativa, cuyo nombre no cito porque no soy rencoroso. El desalmado chef nos había estropeado unos berros agregándoles una vinagreta de mangos. No conforme con eso, nos sirvió un atún aderezado con espuma de apio y, posteriormente, nos jodió unos salmonetes preciosos rebozándolos con crema de arándanos. No quiero que se me olvide decir que la conversación que luego fue bifurcándose, empezó porque alguien comentó las enmiendas al proyecto de ley de Presupuestos presentadas por el señor Pérez Rubalcaba. Los ministerios cederán el 0,7 de su gasto corriente para ayudar al desarrollo.