EL PAISANAJE
El corro de la patata
NO POCOS votantes del PP de León se preguntan estos días a qué está jugando su partido, con un presidente, López Benito, que renuncia por sorpresa, una candidata que toma el relevo a la carrerilla, la senadora Carrasco, tal que si fuera olímpica, y un presidente de Diputación, García Prieto, al que han dejado «clavado» antes de tomar la salida. Como diría el ciclista Mariano Rajoy, que desde el 11-M va en triciclo, malo será que no les dé a todos la pájara. Hombre, el juego está claro y eso lo saben hasta los niños de teta, a poco que hayan mamado algo de política. Cuando un partido está en el poder y la vaca del Estado da leche para todos lo normal es jugar al corro de la patata, aquel de «comeremos ensalada/la que comen los señores, etcétera». En cambio cuando se pierden unas elecciones generales y, a mayores, la alcaldía de León, se suele jugar al son de las sillas musicales: cuando para la música, como siempre hay una silla de menos, al último le toca quedar de pie. Eso está claro. Hay también una tercera variante o explicación a la crisis del PP local, que es aquella de cuando todos creen que el partido es patrimonio privado, en cuyo caso suena lo de «el patio de mi casa es particular», aunque luego, ya se sabe, «cuando llueve se moja como los demás» y acaban todos empapados. En la dura climatología leonesa se barrunta que con tanta gripe el primero en pillar una pulmonía este año va a ser el ex alcalde Amilivia, por lo expuesto que está a los pactos municipales. Debería abrigarse, aunque mejor le hubiera ido una vacuna a tiempo. Contra los suyos, claro.