¿Será éste un congreso para recuperar el liderazgo?

LAS CIRCUNSTANCIAS en las que se en cuentra envuelto el Partido Popular de León en los últimos años, su propia situación interna, y la pérdida de las últimas elecciones celebradas, hacen que la cuestión planteada no resulte baladí. Cualquiera que haya vivido las crisis del PP de León de los años 90, reconocerá muchos de sus síntomas en la situación actual y, probablemente, en el futuro inmediato observará alguno más, ya que está en la misma naturaleza de las personas repetir, una y otra vez, los mismos errores. Existe un paralelismo dramático entre aquellos años y los actuales -pérdida de elecciones en León cuando se obtiene la victoria en la Comunidad, con un partido dividido y a la deriva- que debería obligar a los militantes a reflexionar sobre qué hacer de cara al futuro. El congreso provincial debe servir para relanzar el proyecto del Partido Popular de León con energías renovadas, preservando lo mejor que tenemos que sin duda son nuestros votantes, unidos en torno a unos valores muy claros: la libertad de los individuos, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la idea de una España unida, la libertad de pensamiento y de empresa. Es en esa base social, la que comparte con nosotros esos valores, donde radica nuestra fortaleza, y a quien debemos respetar y defender, sin ningún tipo de complejos ni oportunismos. También debe servir como reconocimiento a los más de diez mil militantes populares leoneses, los cuales forman la mayor fuerza política democrática que haya existido jamás en León, y de la que a menudo sólo nos acordamos en los momentos electorales para pedirles su esfuerzo y sacrificio. La calle debe saber que estamos dispuestos a defender aquello en lo que creemos y pensamos. Debe servir por último para reconocer y respetar a nuestros dirigentes, incluidos los que día tras día lo dan todo por el bien del partido esperando sólo el agradecimiento de los demás. Reconocimiento y respeto para los altos dirigentes, pero también para el último de los miembros de la junta local más humilde. El congreso debe ser contemplado como el acto de renovación de nuestro compromiso político con una ideología, y no simplemente como el proceso en el que se cambie la dirección política, con pase de modelos incluido, para elegir al candidato más atractivo, en lugar de transmitir a la sociedad nuestra visión de cómo deben ser las cosas. Flaco servicio le estaremos haciendo a nuestra base social si el mensaje que comunicamos es nuestra preferencia por este o aquel candidato en lugar de hablar de éste o aquél proyecto político. En mi opinión el congreso debe servir también para cerrar las heridas y divisiones que tanto daño nos hacen, y por ello creo que no podemos permitirnos el lujo de desprendernos de las personas que constituyen nuestro bagaje histórico, nuestro patrimonio y la prueba de que se confía en un proyecto que va más allá de las personas. Los que hoy presidimos juntas locales o comarcales del partido somos insignificantes, lo verdaderamente importante es el proyecto que defendemos, los principios que lo inspiran y las ideas que nos guían, por eso cualquier posicionamiento que adoptemos de apoyo a tal o cual candidato carece en sí mismo de importancia, y vale lo mismo que el de cualquier otro militante, porque la pregunta esencial que hay que responder es si quienes aspiran a dirigirnos son capaces de ganarse la confianza de la sociedad y de los militantes de a pie. Y ese será el momento de preguntarles: ¿Qué proyecto tenéis para el Partido Popular en León?. De todos y cada uno de nosotros, los militantes del Partido Popular de León va a depender que el congreso de diciembre tenga contenido político, con debate de ideas y proyectos que nos permitan recuperar el liderazgo social, o que sea simplemente la escenificación de lo que Lampedusa describía en El Gatopardo como «que todo cambie para que todo siga igual». No debemos ir al congreso sólo para intercambiar los papeles en la cúpula del partido, lo que perpetuaría una gestión que ha sido ruinosa y deplorable, como si no hubiésemos tenido ya suficiente escarmiento, ni bastantes razones para pedir su recambio. Por mi parte, desde la modestia de la junta local que tengo el honor de presidir en Villablino, defenderé e intentaré convencer a cuantas personas pueda, de que debemos elegir, para dirigir nuestro partido en León, a una persona que una y no divida, que defienda el conjunto de ideas y valores que conforman nuestra ideología, que sepa usar el tacto y la discreción para resolver el sinfín de problemas que sin duda se le han de plantear, y que sea capaz de ejercer, sin actitudes soberbias ni prepotentes, el enorme poder que los militantes le vamos a entregar. A partir del congreso de diciembre bueno será que nos preparemos para una larga y dura travesía, en la cual nos veremos obligados a defender, solos, lo que en estos años hemos creído que son los principios y valores esenciales de nuestra democracia. Los vientos que soplan en la política nacional y que tanto reflejo tienen en nuestra provincia, presentan un horizonte preocupante. Estoy seguro de que acertaremos en nuestra decisión.